Presentación

PRESENTACIÓN

Tránsitos Intrusos se propone compartir una mirada que tiene la pretensión de traspasar las barreras que las instituciones, las organizaciones, los poderes y las personas constituyen para conservar su estatuto de invisibilidad, así como los sistemas conceptuales convencionales que dificultan la comprensión de la diversidad, l a complejidad y las transformaciones propias de las sociedades actuales.
En un tiempo en el que predomina la desestructuración, en el que coexisten distintos mundos sociales nacientes y declinantes, así como varios procesos de estructuración de distinto signo, este blog se entiende como un ámbito de reflexión sobre las sociedades del presente y su intersección con mi propia vida personal.
Los tránsitos entre las distintas realidades tienen la pretensión de constituir miradas intrusas que permitan el acceso a las dimensiones ocultas e invisibilizadas, para ser expuestas en el nuevo espacio desterritorializado que representa internet, definido como el sexto continente superpuesto a los convencionales.

Juan Irigoyen es hijo de Pedro y María Josefa. Ha sido activista en el movimiento estudiantil y militante político en los años de la transición, sociólogo profesional en los años ochenta y profesor de Sociología en la Universidad de Granada desde 1990.Desde el verano de 2017 se encuentra liberado del trabajo automatizado y evaluado, viviendo la vida pausadamente. Es observador permanente de los efectos del nuevo poder sobre las vidas de las personas. También es evaluador acreditado del poder en sus distintas facetas. Para facilitar estas actividades junta letras en este blog.

viernes, 12 de noviembre de 2021

LA QUIMERA DE LA PSICOLOGÍA

 



Así con la medicina: la resistencia frontal (que por otra parte no ha desaparecido) ha sido sustituida por una forma más sutil de subversión, un consumo excesivo, indomable, de la medicina, un conformismo pánico a las conminaciones de la salud. Escalada fantástica del consumo médico que desafía completamente los objetivos y las finalidades de la medicina […] ¡queremos cuidados, médicos, medicamentos, seguridad, salud, más, siempre más, sin límites¡ ¿Alienadas las masas en la medicina? En absoluto: están arruinando su institución, haciendo estallar la Seguridad Social, poniendo a lo social mismo en peligro y exigiendo siempre más, como una mercancía. ¿Qué mayor irrisión puede haber que esa exigencia de lo social como bien de consumo individual, sometido al afán de emulación de la oferta y de la demanda?

Jean Baudrillard. A la sombra de las mayorías silenciosas. 1978

 

El ingenioso y original argumento de Baudrillard acerca de la cristalización de la mayoría silenciosa, así como de la potencialidad de esta para subvertir el sistema, se ha cumplido plenamente. La escalada de la demanda médica ha generado una situación en la que es imposible la respuesta. El sistema sanitario se ha expandido alcanzando un umbral a partir del cual no es financiable ni gobernable. En los últimos años los tecnócratas diseñan soluciones centradas en racionar la asistencia a las clases más desfavorecidas. Este es la idea que subyace en todas las reformas sanitarias de este tiempo. Se trata de imponer un menú del día mínimo para los que tengan una capacidad de compra reducida. También de limitar la atención médica a los mayores apartados y encerrados en las residencias. Así cristaliza históricamente una secuencia paradójica de expansión de la asistencia que antecede a su misma desuniversalización. Esta contracción favorece a un próspero mercado de la salud que no parece tener techo.

El término que define la multiplicación de la demanda sanitaria es explosión, que remite a una expansión violenta y acelerada.  Las palabras de Baudrillard resultan letalmente precisas. La conversión de la asistencia en un bien de consumo implica la convergencia de la escalada permanente de la demanda conectada a la emulación de la oferta, que tiene lugar mediante el desguace de los cuerpos en múltiples partes, cuyos fragmentos constituyen el fundamento de servicios médicos especializados emulados por una oferta que crece a saltos. Un sujeto es despiezado según un catálogo de problemas y soluciones que se corresponden con las múltiples especialidades que no dejan de expansionarse y retroalimentarse.

Así se forja una tensión permanente en tan progresadas sociedades, que constituyen un problema cronificado, que es abordado incesantemente por las castas tecnocráticas que lo constituyen como un problema susceptible de ser resuelto técnicamente. La experiencia avala los sucesivos fracasos de las soluciones ideadas. La atención primaria es el lugar en donde se hace patente la dimensión del problema. La mayoría silenciosa lo destruye mediante su presencia creciente que desbarata cualquier racionalización administrativa. La expansión de la demanda consolida un próspero mercado privado que se arraiga sobre las áreas en  las que el sistema público no puede responder. Así se reconstituye un sector privado múltiple que no deja de crecer, así como sus distintas interacciones entre los sistemas de atención.

En esta situación de colapso organizativo y déficit acumulativo de la inteligencia colectiva, comparece el último invitado a la fiesta de la explosión de la demanda: la puesta de largo de la salud mental. La respuesta a la pandemia encerrando a las gentes, deshaciendo las relacones sociales, intensificando el miedo y separando a las personas mediante el establecimiento de la distancia asocial, parece haber catalizado múltiples problemas personales, rompiendo los precarios equilibrios existentes. Se hacen visibles las fragilidades personales que alimentan un catálogo de palabrotas técnicas que designan problemas que los afectados solo pueden afrontar mediante la ayuda profesional especializada. La ansiedad y la depresión son las estrellas del nuevo escaparate de la psicología profesional. Así emerge un nuevo nicho de mercado formidable sustentado sobre la endeblez de los sujetos, que sustentan la necesidad de ser guiados por los nuevos especialistas para recuperar sus equilibrios existenciales. ¡bienvenido el nuevo mercado de la psicología y prosperidad para el mismo en los siguientes cien años¡

En los primeros años de la década de los ochenta llegaron a España varios salubristas latinoamericanos. Recuerdo una metáfora sobre la que sustentaban su edificio conceptual. Esta explicaba que los sistemas sanitarios hospitalocentristas podían explicarse de este modo: en un lugar en la orilla de un río, comienzan a llegar personas que se han ahogado junto a otras que se encuentran en trance de ahogarse. El flujo de las mismas es constante, por lo que se decide implementar allí un dispositivo para recoger los cadáveres y asistir a los sobrevivientes. Pero la situación se perpetúa, de modo que continúan llegando los cuerpos a este punto con una intensidad cada vez mayor, lo que determina que el dispositivo de ayuda siga creciendo. El problema radica en que se omite la cuestión principal, que se especifica en que algo importante está pasando más arriba, que es lo que produce el contingente de ahogados y náufragos. Esta omisión conforma un sistema sanitario inevitablemente asentado sobre unas bases frágiles.

La cuestión de “lo que ocurre ahí arriba” es válida para explicar la emergencia de la psicología. Esta situación se puede sintetizar constatando que la fragilidad de los sujetos asistidos se sustenta en la desintegración de las estructuras sociales y de la vida. El resultado es la constitución de una sociedad sobre la que las personas flotan al carecer de apoyos sólidos. La ayuda profesional es el sustituto del arraigo en unas instituciones y tejido social firme e inclusivo. El individuo vive sometido a una inestabilidad semejante a las acciones de la sagrada institución de la bolsa, en la que las fluctuaciones son la regla. Cada cual tiene que adaptarse a nuevas e imprevistas situaciones que se suceden incesantemente. El sujeto blando resultante constituye el fundamento del formidable mercado de la psicología en vísperas de su expansión sin fin. El orden social del mercado crea las condiciones óptimas para la generalización de la asistencia psi.

Parece pertinente regresar al concepto de implosión de Baudrillard, que explica la regresión cognitiva imperante en las instituciones que gobiernan sobre las mayorías silenciosas. La imposibilidad de la conversación propicia la multiplicación de los sondeos y la generación de interpretaciones sobre los deseos y los comportamientos de aquellos ausentes que son denominados como ciudadanos. En estas condiciones de regresión de la inteligencia determinada por el estatuto de autoconfinamiento radical de las instituciones, un náufrago –Inigo Errejón- lanza un mensaje que valora la salud mental y presupone que su abordaje es imperativamente idéntico al de la asistencia médica. Este es reconstituído por los medios y adoptado por todos, de modo que parece inevitable la constitución de un sistema público universal de atención psicológica, sustentado en la idea de que los problemas tratados se pueden resolver prescindiendo de lo que ocurre “ahí arriba”.

La atención primaria ha seguido una deriva fatal que se sintetiza en el eslogan “diez minutos para el paciente”. A día de hoy no solo no se ha hecho factible, sino que en no pocos centros de salud se tiende a concentrarse en la atención de lo que se considera como urgente. El libro de Enrique Gavilán es una verdadera enciclopedia de la época, en tanto que dibuja con precisión el escenario del encuentro entre los profesionales y las distintas versiones de las mayorías silenciosas estimuladas por el bien de consumo que representa la asistencia.

Pues bien, la atención psicológica precisa aún de mayor tiempo para definir y tratar los trastornos. ¿Cuántos minutos de media son necesarios en el encuentro entre el profesional y el paciente? Y ¿Cuántos profesionales son necesarios para empezar en vísperas de la subsiguiente multiplicación? Todo ello en un contexto de contracción de la asistencia sanitaria pública que induce a interrogarse acerca de cuántos médicos y enfermeras son imprescindibles para la asistencia sanitaria en la atención primaria.

Entonces, estamos asistiendo a la conformación de una quimera, en la que un dispositivo ineludiblemente menguado de asistencia psicológica va a realizar la alfabetización patológica de millones de usuarios que lo van a desbordar para descubrir que no pueden ser bien asistidos allí. El tránsito de los que tengan recursos para migrar al sistema privado es inevitable. Este acontecimiento es precursor de un gran salto en el mercado psi. Y califico como quimera la creencia de que los problemas psicológicos individuales pueden ser curados, en tanto que su origen determina su conversión en problemas cíclicos que desbordan cualquier estructura asistencial. El resultado de este dislate va en beneficio, no del incremento de la salud mental, sino en el del mercado de la salud mental, cuya expansión puede ser incluso superior al del mercado médico privado.  Este nuevo mercado sí va a generar dependencias de los sujetos asistidos flotantes en lo social líquido precarizado. El fantasma del Plan Nacional sobre las Drogas comparece imponiendo su máxima: según crecen sus actuaciones, crecen los consumos y se solidifica una distancia cosmológica entre sus supuestos y representaciones y las de los destinatarios. Buenas noches y buena suerte

 

 

 

 

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

La medicina y la salud de unos individuos desprotegidos, sujetos a la ley de la oferta y la demanda. Un artículo francamente interesante. Sería interesante dirimir lo que se entiende por salud y en qué consiste una vida verdaderamente saludable, más allá de hábitos saludables...., sobre todo en unos momentos -la actual crisis sanitaria- en que
la ciudadanía antepone la supervivencia a todo lo demás con el consiguiente "peaje" que habrá de pagar en no tardando. Un saludo.