Presentación

PRESENTACIÓN

Tránsitos Intrusos se propone compartir una mirada que tiene la pretensión de traspasar las barreras que las instituciones, las organizaciones, los poderes y las personas constituyen para conservar su estatuto de invisibilidad, así como los sistemas conceptuales convencionales que dificultan la comprensión de la diversidad, l a complejidad y las transformaciones propias de las sociedades actuales.
En un tiempo en el que predomina la desestructuración, en el que coexisten distintos mundos sociales nacientes y declinantes, así como varios procesos de estructuración de distinto signo, este blog se entiende como un ámbito de reflexión sobre las sociedades del presente y su intersección con mi propia vida personal.
Los tránsitos entre las distintas realidades tienen la pretensión de constituir miradas intrusas que permitan el acceso a las dimensiones ocultas e invisibilizadas, para ser expuestas en el nuevo espacio desterritorializado que representa internet, definido como el sexto continente superpuesto a los convencionales.

Juan Irigoyen es hijo de Pedro y María Josefa. Ha sido activista en el movimiento estudiantil y militante político en los años de la transición, sociólogo profesional en los años ochenta y profesor de Sociología en la Universidad de Granada desde 1990.Desde el verano de 2017 se encuentra liberado del trabajo automatizado y evaluado, viviendo la vida pausadamente. Es observador permanente de los efectos del nuevo poder sobre las vidas de las personas. También es evaluador acreditado del poder en sus distintas facetas. Para facilitar estas actividades junta letras en este blog.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

CARA A CARA

Hace muchos años uno de los mejores alumnos de las primeras promociones de sociólogos, un chico de Cádiz, narró en la clase su experiencia laboral en Londres. Estuvo empleado en varios bares y en la multinacional McDonals. Contó su experiencia de inferioridad en el cara a cara con el encargado y la humillación que sentía cuando llegaba al trabajo,  se ponía el uniforme y,  al llegar a la cocina, le decían que no había clientes suficientes y que regresara un par de horas después. Lo peor era desvestirse, porque en más de alguna ocasión lo había hecho varias veces en el mismo día, que había concluido sin trabajar ni cobrar. Siempre me he preguntado acerca de la situación de un “cara a cara”, en la que el trabajador se encuentra en una relación de tal desventaja, que implica un acto de violencia de gran envergadura.

Pero  es en las relaciones ordinarias cara a cara donde se dirimen las relaciones de poder entre las partes en una empresa u organización.  Las estructuras se hacen presentes de múltiples formas en las personas que protagonizan los encuentros cara a cara, en los que los “inferiores “, tienen que aceptar los determinantes de la desigualdad que están ahí  determinando las soluciones. En los últimos tiempos se han multiplicado los cara a cara en los que se comunican despidos o situaciones inaceptables para el trabajador, en tanto que el problema más importante no es el desempleo, sino la desregulación salvaje de las relaciones laborales, que multiplican el trabajo sin contrato negociado cara a cara. Este es un mundo oculto que se encuentra ahí, inmediatamente detrás de nuestra mirada, y que no tiene registros estadísticos. En ese mundo cruel imperan las relaciones de fuerza en bruto, sin atenuantes ni contrapesos.

Ayer martes, a las nueve y media de la noche, en Madrid, donde ahora me encuentro, estaba tomando unas cervezas con unos amigos. Una de ellas, profesora de instituto, comentaba el no va más de la precarización del trabajo docente, en la que la comunidad de Madrid abre el camino desempeñando un papel de vanguardia. Se trata de la contratación de docentes por tres días para corregir exámenes en septiembre. Después vuelven al paro una vez solucionado el pico de la demanda. Mientras comentábamos este disparate y hacíamos pronósticos de futuro, ha tenido lugar ante nuestros ojos,  un cara a cara dramático, que hemos contemplado en primera fila. Lo cuento.

El bar era uno de esos locales de pintxos vascos que proliferan en Madrid. Era un local moderno, con su larga barra llena de pintxos fríos y calientes, y sus mesas de interior y terraza exterior. La terraza estaba llena y en el interior estaban las mesas ocupadas casi en su totalidad. Pero en la barra sólo estábamos nosotros y alguna persona más. El espíritu de los pintxos en el país vasco se materializa en la barra y en Madrid se come preferentemente sentado, pausadamente en la noche de verano.

Para servir las mesas de fuera había dos camareras jóvenes, muy presionadas por los numerosos clientes. Se movían muy rápido y con un estrés manifiesto. Las mesas del interior las  servía un joven camarero latinoamericano, también muy saturado. La barra era atendida por dos chicas, una española y otra peruana. Junto a ellas se encontraba el encargado, que no colaboraba con los sobrecargados camareros del exterior y las mesas, limitándose a controlar, apremiarles y darles instrucciones. En la cocina, un cocinero se encargaba de confeccionar los pintxos y las raciones calientes. La calidad de estos era aceptable, así como su presentación y el cuidado de los uniformes. El espíritu de servicio se hacía patente.

Entonces, cuando apelábamos al cambio de conversación para abandonar las penas del declive de los docentes, se ha producido ante nosotros un impresionante y completo cara a cara, como el narrado por mi exalumno y que es tan frecuente en el tiempo presente. El encargado, con voz enérgica y tono seco les ha preguntado a las dos camareras a qué hora habían llegado. La peruana le ha dicho que a las nueve y media de la mañana, luego llevaba allí doce horas. Con un tono firme le ha dicho que se fuera porque no había trabajo en la barra para dos. Ha extendido su mano y le ha dado un billete de veinte euros. La tensión entre nosotros testigos y la otra camarera era de alto voltaje. La peruana ha acusado bien el golpe, pues recibidos con frecuencia duelen menos.

Pero no miró el billete y lo conservaba en la mano. Con media sonrisa le preguntó si tenía que volver mañana. El encargado le ha pedido el teléfono y le ha dicho que la llamaría si había trabajo. Ella le ha preguntado que hasta qué hora podía esperar su llamada. Esto ha sido entendido como una impertinencia. Un cara a cara es un acto en el que la tensión es mayúscula. Parece como si el tiempo se hubiese congelado y los segundos transcurriesen muy despacio y también muy deprisa. La peruana estaba inmóvil con el billete en la mano con su media sonrisa y su tono educado, pero su cuerpo rígido denotaba el efecto del golpe. Entonces el encargado le ha dicho “desvístete y vete ya”. Ella se ha marchado hacia dentro. Nos hemos mirado pero no hemos podido hablar.

Cuando ha salido vestida de calle, se ha despedido de su compañera. Esta, una chica de piel curtida en el oficio pero que no podía ocultar su disgusto, le ha dicho muy cariñosamente “hasta mañana”. La peruana le ha dicho con una voz que denotaba una rabia contenida “no sé si me llamará”. Al pasar por nuestro lado nos ha obsequiado con una sonrisa y un cordial “buenas noches”. No he podido aguantar y le he preguntado de dónde era. Después la hemos besado  porque nos era difícil hablar. Para nosotros universitarios,  no es frecuente acceder al mundo violento de las empresas con los trabajadores descualificados y sus episodios de los cara a cara sin concesiones. Cuando se ha marchado,  una amiga ha comentado en medio del silencio que encima las chicas iban muy maquilladas y eso vale dinero.

Nosotros, señoritos keynesianos hemos podido contemplar un drama tan frecuente y tan oculto en nuestro tiempo. Después, he venido a casa, impulsado por la necesidad de escribirlo. Espero mejor noche la de mañana. Cuando venía hacia aquí, he pensado que las fuerzas económicas que impulsan este cambio han triunfado plenamente, así como las fuerzas políticas que lo sustentan,  como el pp, el psoe e iu entre otras. No he podido olvidar tampoco  a los profesores correctores y he mascullado palabras impronunciables referidas a González, el presidente de Madrid, y mi mente me ha llevado al otro, a Felipe, que fue quien inició la demolición de las viejas relaciones laborales y el advenimiento de los cara a cara, como el que he presenciado esta noche.

También he retrocedido a algunos recuerdos de mi infancia. En particular a un verano  que pasamos en Arenas de San Pedro, en Ávila, debido a la mala salud de mi padre. Vivíamos en una casa aislada, distante varios kilómetros del pueblo. En septiembre, todos los días pasaban por allí grupos de trabajadores agrícolas que caminaban muchos kilómetros para ir a trabajar. Llevaban consigo trozos de pan y algunos un puchero pequeño. Horas después pasaban por el camino hacia el pueblo los que no habían tenido el privilegio de conseguir el jornal del día, habiendo sido descartados en el cara a cara con el capataz.  Los contratados pasaban por la noche. Mi padre nos obligaba a permanecer dentro de casa advirtiéndonos de que eran comunistas y peligrosos. No puedo dejar de pensar en el progreso y en la situación equivalente de los empleados de la hostelería y otros sectores productivos, en los que se trabaja frecuentemente en negro, con los trabajadores agrícolas de mi infancia. En ambos casos su vida laboral se rige por los temibles cara a cara,  y esto no sale en las estadísticas ni en las televisiones. Es una realidad oculta externa a los traficantes de decimales.

Esta noche volveré al bar para ver si la han llamado, aunque estoy seguro que no lo hará hasta el viernes. Lo que más me duele es que encima es peruana. El abuso es mayúsculo.


16 comentarios:

Anónimo dijo...

Absolutamente desolador.
Tristemente es algo que no es nuevo, aunque si que es mucho más hiriente y doloroso como muy bien apuntas al final siendo peruana.
Con respecto al dilema planteado al principio del pos, ¿quién de entre 30 años en adelante no ha pasado por dicha experiencia tan desagradable?
Yo actualmente trabajo subcontratado por una multinacional y trabajo en nuestro "YEYOS" , lugar privilegiado....
Creo que salvando la distancia en cuanto al asesinato del Jefe de Sección y su posterior deriva, por lo demás, doy fe que es una copia fidedigna del día a día.
En los numerosos encuentros del día a día observo - no sin estupor- cómo esa relación de poder se ejerce de manera asombrosa (desde el target diario, que pone en pie de guerra a cada uno de los pobres diablos que poblamos cada una de las plantas, hasta las sesiones más duras de peloteo, pasando por el estrés de número o el tener que mantener una sonrisa forzada a más de un cliente, estúpido y gilipollas) y formidable.
En fin.. mi pregunta en el aire es aquella que ya se hizo Castel acerca de sí la democratización de la cultura y el acceso a la universidad tristemente ha desembocado en lo que el viejo sociólogo pronostico:

"Entendámonos: desde el punto de vista de la democracia, es legítimo e incluso necesario atacar el problema de la "baja calificación" (es decir en un lenguaje menos técnico, poner fin al subdesarrollo cultural de una parte de la población). Pero resulta ilusorio deducir que los no-empleados podrán encontrar empleo simplemente elevando su nivel. La relación formación-empleo se plantea en un contexto muy distinto del de principios de siglo. En ese entonces, el tipo de formación y socialización promovido por la escuela facilitó la emigración a la ciudad de los jóvenes campesinos, y la formación de una clase obrera instruida y competente: los jóvenes escolarizados por la República encontraban puestos de trabajo a la medida de sus nuevas calificaciones. Hoy en día, no todo el mundo es calificado y competente, y la elevación del nivel de la formación sigue siendo un objetivo esencial, pero este imperativo democrático no debe disimular un problema nuevo y grave: la posible inempleabilidad de los calificados". (Castel.R.)pp 337."La metamorfosis de la cuestión social)

Saludos.

Unknown dijo...

Gracias por tu comentario y en particular tu descripción de la organizacion como un flujo de plantas y encuentros cara a cara.
Como citas a Castel creo que el fondo es cómo salir de la sociedad salarial.

libreoyente dijo...

Estimado Juan: Muchas gracias por indignarme con su escrito. Creo que estas inhumanidades no deben quedar silenciadas. Con su permiso lo reproduzco en toda mi agenda de correo y redes sociales, y me cuestiono que actitud puedo y debo adoptar.
Gracias por su blog, siempre valiente y sincero

Anónimo dijo...

Efectivamente: Juan, se me hace muy cuesta arriba, tanto como al resto de mis coetáneos y siguientes.
Pienso mucho sobre éste tema, al final la sensación que uno tiene es como me gusta definirlo a mi, "estado de ingravidez", cuando un cuerpo se encuentra en ése estado es un cuerpo que se encuentra flotando en un flujo el cual es casi imposible mantenerse, me tomo la licencia de rememorar la peli de Gravity para ilustrar ese éstado.
El cuerpo no se puede parar, a duras penas podemos orientarnos, perdemos nuestro punto de referencia, nuestro anclaje con la nave, y nos encontramos en ese vacio espacial en cual aunque dispongamos de numerosos gadtes, de nada sirven ante el desastre que supone quedarse suspendido en el espacio....

Saludos

Unknown dijo...

Gracias por vuestros comentarios.
Las inhumanidades tan frecuentes a las que apela el libreoyente; el estado ingrávido o la necesidad de denunciar y la página de abusos patronales, en la que están involucrados algunos sociólogos, que aporta el amante imaginario.
Quiero afirmar lo siguiente: que este cara a cara que cuento no es un hecho minoritario ni excepcional. Es una parte de un sistema de relaciones laborales que emerge en la gran reestructuración a la que estamos asistiendo. Para los jóvenes la situación es muy dura. Antes del verano conté aquí que sociólogos recién licenciados muy inteligentes, me decían, en la intimidad, sin control alguno, que se conformaban con quinientos euros.
Saludos cordiales

libreoyente dijo...

Estimado Sr. Irigoyen: Como le señalé en mi comentario anterior, he reproducido esta entrada de su blog en mi agenda de correo y mis redes sociales. Todas mis amistades muestran su indignación, y se nos ocurre si sería posible conocer el nombre del establecimiento para adoptar alguna actitud al respecto. Una vez más, gracias por la valentía de sus comentarios, que siembre son un estímulo para la reflexión, y que ahora nos gustaría lo fuesen también para la acción. Un cordial saludo

Unknown dijo...

Estimado Libreoyente
Muchas gracias por su comentario y su disposición a hacer para cambiar las cosas. Pero la línea de este blog no es ser un instrumento para la acción, sino para la reflexión. Mi intención es ilustrar con conceptos las situaciones sociales críticas.
Con respecto al acontecimiento que cuento en el post, insisto en que no es una excepción, sino algo cotidiano que forma parte de las violencias de los adinerados contra los trabajadores, los jóvenes y los inmigrantes.
Algunas de las personas que han comentado han apuntado a una página, http://www.abusospatronales.es/ que se ocupa de esto de forma eficaz.
Saludos cordiales

Anónimo dijo...

Cosas como esta la vivimos cada dia mas.
A mi tambien me ha pasado muchas veces, demasiadas, y lo que escuchaba cada dia era: "hay crisis, si te vas, seguro encuentrare otros...". La crisis, y el poder del dinero parece mas importante que el respecto del ser humano. Es un circulo, que nunca se acaba si no se empieza a decir NO; hay que denunciar hechos como esto con los instrumentos que tenemos...

Saludos!
Raffaella

Unknown dijo...

Bienvenida a este blog Raffaella:
efectivamente hay que salir del circulo y decir no. Pero la precariedad salvaje y la indefensión de sus víctimas son la manifestación de un nuevo conflicto social que todavia no ha cristalizado. El 15 m fue la primera señal aquí en España. El problema es cómo responder cuando cada uno se encuentra disperso.
Seguimos

Anónimo dijo...

Muchas gracias!
puede ser que me equivoco, pero me parece que el problema que frena la cristalizacion del conflicto esta en el hecho que es un fenomeno transversal, a nivel economico, social y tambien cultural. Como has dicho, la precariedad selvaje es algo que une de manera impalpable vidas diferentes: migrantes, profesionistas, jovenes, menos jovenes ecc ecc de toda Europa. Creo que hay que encontrar un hilo conductor que pueda unir estas categorias de personas (en contra a la lucha cotidiana de pobres contra pobres). Y tienes razon, hasta que no haya este pasaje estaremos todos dispersos...

Unknown dijo...

La palabra clave es la dispersión. En los tiempos de la fábrica el locus del conflicto era esta. Ahora están sentadas las bases para el conflicto pero no existe un locus definido. De ahí el valor de los últimos movimientos sociales que se reapropian de espacios como el 15 M y otros.
Una de las aportaciones más importantes para entender el presente es la de los posoperaistas italianos. a mí me han ayudado a entender este mundo. Utilizo desde hace años un libro de Fumagalli muy esclarecedor ¿los conoces?

Anónimo dijo...

Entonces la pregunta seria: existe un locus del conflicto para la generacion precaria? Yo no tengo respuesta, pero no puedo imaginar que puedan existir diferentes locus, a partir del hecho que los niveles son diferentes y transversales. Y puedo traslar este fenomeno tambien al nivel de los movimentos (aunque si espero de equivocarme): en Italia, por lo menos, hay muchos movimentos, desde el derecho para la vivienda, hasta la reapropriaccion del espacio comun, hasta los derechos de los migrantes. Un ejemplo para todo es el movimiento No Tav en Val di Susa. Pero no puedo que decir que mi percepcion es que cada movimiento es como una isla, en un mar con muchas islas.

Ps de Fumagalli he leido algunos articulos, per no el libro (aunque de verdad no se si el "default" seria la verdadera soluccion a la crisis...).

Unknown dijo...

Mi respuesta es que no existe un locus como en el caso de la fábrica. Los precarizados se encuentran aislados unos de otros y se caracterizan por la homogeneidad. Entonces el conflicto se desarrollará de forma muy distinta al del movimiento obrero. Detrás de la propuesta de renta básica se encuentra el fondo de este conflicto.
Además de Fumagalli, en la obra de Negri, en los últimos años junto con Hard, así como Paolo Virno, Lazaratto, Marazzi y otros, aportan mucho a la comprensión de la nueva sociedad. Pero en España predominan las propuestas de acción que se corresponden con las condiciones de la vieja clase obrera: la huelga y la huelga general. Cada vez una mayor parte de población no puede hacerla, entre otros los precarizados.

Anónimo dijo...

Tienes razon, hay que cambiar tambien el paradigma de la lucha: un instrumento como la huelga estaba bien el la temporada de la lucha obrera, ahora hay que traslar en otro nivel (y, creo que el buen utilizo de las tecnologias - como este blog - nos pueda aydar en este sentido). Creo que el problema esta tambien a nivel politico: la "vieja" izquierda, en Espana como en Italia, esta cristalizada en un paradigma obsoleto. Aunque veo cosas interesantes: la experiencia europea di Tsipras no ha sido negativa (hablo, en este caso, a nivel politico) y (el gue) se puede considerar interlocutor politico. No piensas?

Yo os consejaria de leer un libro, que me ayudo a reflejar sobre los movimientos a nivel global (y el fallo): el libro se intitula "Q" el author es Luther Blisset (ahora Wu Ming, un collectivo de escritores). Creo que hay traduccion tambien en Espanol.

Ps. gracias para leerme y perdona la intrusion "invasiva"! :-)

Unknown dijo...

Estoy de acuerdo en que la izquierda es gerontocrática. Muchas gracias por dar esta referencia tan sólida de autores que piensan el presente.

Anónimo dijo...

Q (y los libros de Wu Ming) no son ensayos, pero novelas. De toda manera aydan mucho a entender y leer el presente, teniendo una mirada al pasado. Si os enteresa, Wu Ming tienen un blog, Giap, muy interesante. Aqui el enlace (lo siento, esta todo en italiano)
http://www.wumingfoundation.com/giap/