Presentación

PRESENTACIÓN

Tránsitos Intrusos se propone compartir una mirada que tiene la pretensión de traspasar las barreras que las instituciones, las organizaciones, los poderes y las personas constituyen para conservar su estatuto de invisibilidad, así como los sistemas conceptuales convencionales que dificultan la comprensión de la diversidad, l a complejidad y las transformaciones propias de las sociedades actuales.
En un tiempo en el que predomina la desestructuración, en el que coexisten distintos mundos sociales nacientes y declinantes, así como varios procesos de estructuración de distinto signo, este blog se entiende como un ámbito de reflexión sobre las sociedades del presente y su intersección con mi propia vida personal.
Los tránsitos entre las distintas realidades tienen la pretensión de constituir miradas intrusas que permitan el acceso a las dimensiones ocultas e invisibilizadas, para ser expuestas en el nuevo espacio desterritorializado que representa internet, definido como el sexto continente superpuesto a los convencionales.

Juan Irigoyen es hijo de Pedro y María Josefa. Ha sido activista en el movimiento estudiantil y militante político en los años de la transición, sociólogo profesional en los años ochenta y profesor de Sociología en la Universidad de Granada desde 1990.Desde el verano de 2017 se encuentra liberado del trabajo automatizado y evaluado, viviendo la vida pausadamente. Es observador permanente de los efectos del nuevo poder sobre las vidas de las personas. También es evaluador acreditado del poder en sus distintas facetas. Para facilitar estas actividades junta letras en este blog.

viernes, 18 de julio de 2014

CARTA ABIERTA A CARLOS

Amigo Carlos.  El martes pasado me llegó la noticia de tu ingreso en prisión. Me impresiona mucho que una persona como tú haya sido víctima de la conjunción del azar y de varios acontecimientos colectivos encadenados. No puedo dejar de hacer una analogía entre tu situación y mi propia vida. En mis años jóvenes estuve cinco veces ingresado en la cárcel. En total pasé un año de mi vida allí. Entonces éramos presos políticos reconocidos como tales, que conquistamos un gueto dentro de esta institución. Tu caso representa el  primer preso por razones de conciencia en el contexto vigente, pero, paradójicamente, esta condición no te es reconocida.

Recuerdo la sesión acerca de cárcel y salud que promoviste con otros estudiantes de medicina en la clase de sociología de la salud. Uno de vosotros llevaba el libro de Foucault de “Vigilar y castigar” y le hice un comentario elogioso del mismo. Me pareció acertada y sin concesiones tu intervención inicial, sin ocultar la dureza del medio carcelario. También mi memoria conserva el momento en el que en una ocasión posterior, te conté que yo mismo había estado en la cárcel. No insistí mucho debido a mi hipótesis de la inverosimilitud de un acontecimiento ocurrido en un contexto pasado, y que, trasladado a un presente tan diferente, además caracterizado por su atemporalidad, resulta difícil de comprender.

Eres la primera víctima penal de la gran reestructuración del sistema, que tiene efectos demoledores en términos de ganadores y perdedores. El mundo de los antiguos trabajadores industriales es objeto de varios procesos ensamblados de marginación, experimentando las personas que lo conforman una regresión en sus condiciones de vida. La reforma central del mercado de trabajo, así como del estado de bienestar, erosiona la ya antigua ciudadanía laboral, discriminando a una parte muy importante de la sociedad. La violencia derivada de esta transformación genera conflictos sociales de distinta intensidad. La respuesta de quienes impulsan esta transformación  consiste en la descalificación de la protesta, la negación de las víctimas, la ignorancia  institucional y la condena mediática de los movilizados. Estos factores anteceden a la  escalada policial y penal,  con la finalidad de atemorizar a los disconformes. Tú has sido convertido en la primera señal ejemplarizante para todos.

El azar, siempre tan poderoso e imprevisible, ha determinado que hayas sido precisamente tú. Los distintos acontecimientos que resultan de la reestructuración se entrelazan entre sí y afectan a las personas de manera aleatoria. Tú has sido el designado por esta incontrolable fuerza. Tu vida se ha cruzado con la mutación hacia el  nuevo capitalismo global, con sus resistencias, con los conflictos sociales múltiples, con las viejas, pero renovadas maquinarias institucionales, con las señales del final de un ciclo histórico, con  el desplome de los mitos e imaginarios que sustentaron las épocas que ahora se perciben como doradas. En particular, la Europa del progreso y las libertades, espacio donde se asentaba el mejor capitalismo posible. Todo eso se desvanece y el azar te ha convertido en un icono de esta regresión.

Así,  tu vida se ha cruzado con un acontecimiento total. Desde ahora, te intentarán convertir en un estereotipo vivo de la gran regresión. Pero la verdad es que la vida siempre sigue hacia adelante. Un acontecimiento puede marcar a una persona, pero no vive más allá del tiempo que se produce, después queda congelado, presente en las memorias, pero sólo se hacen manifiestos sus efectos en las estructuras sociales. Desde hoy mismo, tienes que  aprender a vivir después del acontecimiento, de lo contrario te pueden convertir en un intangible por el que pujan por la obtención de cuotas en los mercados electorales, un material audiovisual para consumo de audiencias desorientadas y atemorizadas o un héroe de quita y pon.

Por eso quiero recordar que los mismos que convocaron la huelga general no te han defendido con la energía requerida. Me refiero en particular a comisiones y ugeté. Tanto ellos, como las fuerzas políticas a las que acompañan,  se muestran incapaces de responder a la escalada de la derecha doméstica, que implementa una verdadera guerra contra las víctimas de la reestructuración. El encarcelamiento de lo que ellos entienden como “la chusma piquetera”, antecede a la escalada contra todos los opositores, incluso de sus espectros, que se hacen visibles evanescentemente en las tertulias de algunas televisiones. La idea de la transición como reconciliación queda bloqueada. Pero, frente a la escalada de las violencias múltiples, que en los discursos adquiere proporciones mayúsculas, los acomodados institucionales  responden con repertorios de baja intensidad, desproporcionados con respecto a la escala de la agresión.

Pero lo importante ahora es tu vida. Te han dado un duro golpe,  pero no te pueden destruir. Tienes que encajarlo y recomponerte porque lo más importante es que asumas que no pueden contigo. Estas maquinarias institucionales pueden golpearte pero nunca acabar con tu persona. Por eso es decisivo actuar ya, ahora, sin demora. El tiempo de prisión no puede ser sólo un impasse sino la reconstitución de tu persona. Vas a vivir una realidad dura, en una institución total perversa y absurda, que alberga una microsociedad que reproduce las relaciones de poder entre fuertes y débiles,  con sus violencias incluidas. En este mundo circulan muchas personas con las que el destino y la sociedad han sido crueles.

En este contexto tienes que ser activo para minimizar los daños que puede originarte. No tengo ninguna duda acerca de que lo puedes revertir.  La cuestión fundamental radica en que no vivas dependiendo de las informaciones que te van a llegar anunciando posibles desenlaces. No. Es preciso ser fuerte y vivirlo como una experiencia adversa sobre la que puedes ejercer cierto control. Tienes que desarrollar muchas actividades y puedes ser muy útil para muchas personas. Debes cuidar tus relaciones con tu cuerpo y tu psique. Así puede ser un tiempo que prepare tu futuro.

Ciertamente tu condena te ha perjudicado en tu carrera como médico. Pero, al tiempo que te cierra esa puerta te abre otras muchas. Aquí también se entrelazan tu edad, tus potencialidades y el mundo del presente, en el que se producen muchos pequeños acontecimientos generados por muchas gentes que buscan, más allá de lo político,  crear y experimentar relaciones, vivencias y nuevas formas de existir, estar juntos y habitar. Esta es una realidad creciente que abre muchas posibilidades a una persona como tú. Tienes muchos futuros posibles, no eres una viuda de las de antaño, definidas por la pérdida. No, tú tienes múltiples posibles.
No puedes dejarte dominar por el sentimiento de pérdida de tu profesión, tienes que abrirte a otras. Ten presente en todos tus días de cárcel que el mundo es múltiple y extenso, que te espera. Si puedes mira todos los días el mapa del mundo. El azar se puede combinar la próxima vez con un proyecto que te otorgue posibilidades.  Con tu edad tu vida se encuentra abierta.

 La cuestión fundamental es que entiendas que eres necesario, como lo fuiste en el aula triste en la que nos encontramos y que tú llenaste. Como lo eres hoy en la prisión de Albolote para muchos de los que se crucen contigo. También para los múltiples proyectos que pueden ser enriquecidos con tu presencia y tu aportación. Porque lo fundamental en el mundo son las personas y sus acciones minúsculas que conforman la vida común. El conglomerado de grupos de interés e instituciones que te ha encarcelado define a las personas como consumidores. Las demás dimensiones carecen de importancia. Sin embargo la vida la llenan múltiples microacciones de la gente.

No pueden acabar contigo, eres necesario, tu vida se encuentra ahí, esperando decantarse entre varias trayectorias posibles. Tampoco estás solo. Todos los tuyos múltiples te acompañan con sus afectos intensificados. También algunos de los que hemos tenido la suerte de habernos cruzado contigo. Nunca tengas la tentación de contarlos. Esta es la estrategia del poder. Las cosas verdaderamente grandes de la vida no se cuentan. Distintas personas te tenemos presente por el respeto, la consideración y el afecto que te tenemos, que emana de nuestra relación.

Carlos, estoy seguro de que no pueden contigo y que tu tiempo de encarcelamiento te fortalecerá. También de tu futuro sólido e intenso. Un fuerte abrazo.

1 comentario:

miguel dijo...

Muchas gracias por escribir para Carlos lo que otros deseamos transmitirle.

miguel melguizo jiménez