Presentación

PRESENTACIÓN

Tránsitos Intrusos se propone compartir una mirada que tiene la pretensión de traspasar las barreras que las instituciones, las organizaciones, los poderes y las personas constituyen para conservar su estatuto de invisibilidad, así como los sistemas conceptuales convencionales que dificultan la comprensión de la diversidad, l a complejidad y las transformaciones propias de las sociedades actuales.
En un tiempo en el que predomina la desestructuración, en el que coexisten distintos mundos sociales nacientes y declinantes, así como varios procesos de estructuración de distinto signo, este blog se entiende como un ámbito de reflexión sobre las sociedades del presente y su intersección con mi propia vida personal.
Los tránsitos entre las distintas realidades tienen la pretensión de constituir miradas intrusas que permitan el acceso a las dimensiones ocultas e invisibilizadas, para ser expuestas en el nuevo espacio desterritorializado que representa internet, definido como el sexto continente superpuesto a los convencionales.

Juan Irigoyen es hijo de Pedro y María Josefa. Ha sido activista en el movimiento estudiantil y militante político en los años de la transición, sociólogo profesional en los años ochenta y profesor de Sociología en la Universidad de Granada desde 1990.Desde el verano de 2017 se encuentra liberado del trabajo automatizado y evaluado, viviendo la vida pausadamente. Es observador permanente de los efectos del nuevo poder sobre las vidas de las personas. También es evaluador acreditado del poder en sus distintas facetas. Para facilitar estas actividades junta letras en este blog.

miércoles, 8 de enero de 2014

EL ESTADO DE PRECARIEDAD

El proceso de precarización general del trabajo, así como la condición de la precariedad, son  fenómenos cuya percepción se encuentra distorsionada, en tanto que se entienden desde unos esquemas predefinidos  que proceden de los saberes prevalentes en el presente,  los jurídicos y  los económicos.  Desde estas disciplinas, ambas cuestiones son conceptualizadas desde una perspectiva parcial, bien como el capital humano necesario para la producción o las ingenierías de los contratos laborales, desplazando a un segundo plano otras dimensiones de estas realidades.

Pero la precariedad y la precarización son fenómenos que se deben entender desde una perspectiva más general, poniendo de manifiesto las coherencias con la nueva sociedad emergente. Se trata de realidades congruentes con la lógica del sistema económico postfordista y su modo de operar.  Así, la precariedad es presentada como un requerimiento imprescindible para la asegurar la competitividad de las empresas, que exige una  drástica reorganización de las relaciones laborales.  No es, por consiguiente, un hecho aislado, o sectorial, sino una pieza esencial en el dispositivo del nuevo capitalismo global.


Las definiciones predominantes de la precariedad excluyen sus efectos sobre las personas que la experimentan. Pero,  es preciso afirmar que, cuando hablamos de la misma,  no podemos referirnos sólo a la esfera laboral, sino que la condición precaria  se extiende a toda la existencia. Todas las esferas vitales son drásticamente reconfiguradas por la precariedad.  De este modo se la puede designar como un estado personal en el que se incrementan  las dependencias, los riesgos y  las incertidumbres, disminuyendo la seguridad y la protección. Se trata de un estado individual.


La precariedad contribuye a la reducción de los costes laborales, que constituye la piedra angular de las economías imperantes después de la gran reestructuración en curso. Asimismo, es un ingrediente esencial del trabajo cognitivo y la producción inmaterial. Por último, es un requisito básico del nuevo poder y la gubernamentalidad neoliberal. Desde esta perspectiva es una herramienta para un disciplinamiento social severo, requisito esencial para asegurar el orden político en las sociedades neoliberales avanzadas. Un texto fundamental para comprender su lugar en el nuevo orden social del capitalismo cognitivo es el  de Andrea Fumagalli.  Biopolítica y capitalismo cognitivo. Un nuevo paradigma de acumulación. Madrid: Traficantes de Sueños. 2009.


Las aportaciones de Sennett, la corrosión del carácter, o las de Castel, el ascenso de la vulnerabilidad, contribuyen a esclarecer el impacto de las mutaciones del trabajo sobre las sociedades, así como sobre las vidas individuales.  La congruencia de la precarización con las arquitecturas del capitalismo cognitivo,  desvela su integración en un proyecto que se realiza en varias fases. Los trabajadores de los sectores económicos tradicionalmente informalizados, donde la precariedad siempre ha constituido la norma,  devienen en el modelo para  las actividades nuevas o para los contingentes que se incorporan al mercado laboral. Junto a ellos, los sectores  con empleo estable son desestabilizados mediante distintas estrategias incrementales. El último objetivo son los funcionarios, que son presentados como privilegiados en relación a la creciente mayoría precarizada.


La condición de la precariedad se transforma  en una etiqueta que marca a quienes se encuentran en esta situación. Los trabajadores precarios son desprovistos de identidad colectiva, al ser definidos como piezas intercambiables de un dispositivo productivo provisional. Así son desposeídos de su sí mismo personal, siendo convertidos en recursos humanos discontinuos, que se materializan en un flujo numérico de la población que representan, siempre en tránsito, escrutada, sometida a prueba y caracterizada por un estatuto de disponibilidad sin límites. De esta forma se genera un proceso de resignificación individual. Una persona precarizada es convertida en un ser relativamente insignificante.


Si la precarización y la precariedad son un elemento constitutivo del conjunto de la sociedad neoliberal emergente, en el trabajo cognitivo, en particular, se refuerza este atributo. La educación superior y el mercado de trabajo se articulan de un modo específico, de modo que se genere un continuo y sistema de coherencias entre ambos.  En las próximas entradas analizaré la reconversión de la universidad en relación con el trabajo cognitivo.


Si las visiones imperantes acerca de la precariedad se fundan en las representaciones producidas por la matriz disciplinar jurídico-económica, excluyendo otras perspectivas, el resultado es la consolidación de una versión sesgada de la realidad vivida por los precarizados-rotantes por el mercado del trabajo, cuyas vivencias no se corresponden con dichas representaciones. Así se produce la configuración de un colectivo penalizado y desprovisto de voz.  


Un texto que plantea una conceptualización rigurosa del estado de precariedad es el de  Vassilis Tsianos / Dimitris Papadopoulos   Precariedad: un viaje salvaje al corazón del capitalismo corporeizado http://eipcp.net/transversal/1106/tsianospapadopoulos/es . Como soy un testigo presencial de las derivas precarias de mis alumnos, este texto me inquieta por su precisión en la definición del estado de precariedad. Este es presentado así:


La experiencia corporeizada de la precariedad se caracteriza por: (a) vulnerabilidad: la continua experiencia de la flexibilidad sin ninguna forma de protección; (b) hiperactividad: el imperativo de adaptarse a la disponibilidad constante; (c) simultaneidad: la capacidad de manejar a la vez los distintos tempos y velocidades de múltiples actividades; (d) recombinación: los entrecruzamientos entre varias redes, espacios sociales y recursos disponibles; (e) postsexualidad: el otro como dildo; (f) intimidades fluidas: la producción corporal de relaciones de género indeterminadas; (g) inquietud: estar expuesto o expuesta a la sobreabundancia de comunicación, cooperación e interactividad, e intentar sobrellevarla; (h) inestabilidad: la continua experiencia de la movilidad a través de distintos espacios y líneas temporales; (i) agotamiento afectivo: la explotación emocional o la emoción como elemento fundamental del control de la competitividad laboral y las dependencias múltiples; (j) astucia: capacidad para ser falso, persistente, oportunista, un tramposo”.
Esta definición del estado de precariedad contiene varias problematizaciones que no se encuentran presentes en las referencias jurídico-económicas que articulan los discursos empresariales, políticos y mediáticos. Del mismo se puede deducir la relación inevitable entre las trayectorias precarias y la fragilidad biográfica. Los precarizados encuentran dificultades insalvables para ser autores en sus propias trayectorias biográficas, inevitablemente fragmentadas y desestructuradas.


La precarización y la precariedad constituyen un problema político fundamental en las sociedades del presente. Esta genera un sector social caracterizado por  una desventaja esencial. Así, las desigualdades sociales se incrementan sustancialmente,  de modo que plantean una infrarepresentación  y semiexclusión política de facto para este sector.  Porque este es desposeído de su voz y de la promoción de sus intereses. Hablar de democracia en esta situación es una veleidad. El colectivo precarizado, encerrado en su individualidad, es severamente marginado.


Cabe interrogarse acerca de las razones por las que este conflicto no se manifiesta explícitamente. El May Day  es la primera señal que ha emitido. Pero, en general, este conflicto representa un excedente que las instituciones no han abordado. Estas se encuentran orientadas al pasado. Pero los conflictos sociales pueden no adquirir la forma política o sindical, sino otras diversas. La precarización se encuentra presente en forma de tensión social subyacente, manifestándose mediante otras formas.
Pero no se puede infravalorar su dimensión  e impacto en el orden social emergente. Remitiéndome de nuevo a Fumagalli,  el problema estriba en que se ha modificado una estructura, la del trabajo, pero se mantienen las demás, condenando a los precarizados a una subalternidad social inédita.  Aviso a los que se definen como pragmáticos sobre las consecuencias de este desajuste estructural. En la historia siempre han terminado chocando las placas, invisibles desde la superficie, provocando terremotos y otros accidentes geológicos.

6 comentarios:

Silvia dijo...

Excelentes pinceladas de lo que supone la precariedad. Aprendí mucho el pasado curso sobre las consecuencias de la misma. Desde entonces me ha ido acompañando siempre como socióloga en mis miradas a la sociedad y a aquellas personas que me rodean. Pero indefectiblemente también me ha acompañado como un fantasma en todas mis ideas de futuro. Fantasma que ahoga y atormenta, Juan, porque no podremos cumplir ni nuestros sueños más humildes y para una joven soñadora como yo eso es muy duro.

Hoy leía que el problema de nuestra generación es que, como herencia de la buena suerte y posición socioeconómica -en general- de nuestros padres, nos habíamos creado unas expectativas demasiado altas y por eso ahora todos tenemos esta sensación de fracaso y frustración. Hay que ser cínico para echarnos la culpa de nuestra precarización vital, porque no es sólo laboral. Sino vital. Mientras el aspecto laboral siga siendo el eje central de nuestras vidas, queramos o no.

Desde mi posición crítica ante este panorama intento e intentaré luchar contra esta precariedad que nos imponen. Espero que no me flaqueen las fuerzas y la "ideología"...

Gracias por la entrada.

Anónimo dijo...

Gracias por la interesante entrada.

¿Que conceptos y mecanismos utilizas para atravesar y romper con las barreras de instituciones, poderes, neo-lenguajes?

¿Eso es post-estructuralismo, post-moderno, psico-analítico???

Yo estoy muy precarizado y los de mi alrededor tb., sobretodo por la sociedad dependiente salarial construida, perdemos autonomía a marchas forzadas.

¿Cómo construir y luchas por nuestros sueños?

gracias Juan,

tu tocayo, Juanma

Lirón Careto dijo...

Hola Juan,

ampliando el debate me pregunto si dicho Estado de precariedad puede estar relacionado con procesos de mayor alcance histórico como los procesos de "individualización" (Modernidad), los procesos de "personalización" (Sociedad de Consumo), los procesos de "psicologización" (Me faltan referencias), etc.

¿Qué te dá que pensar?

Unknown dijo...

Gracias por vuestros comentarios por la alta consideración que tengo de vuestras personas. Me siento un privilegiado al constatar que habeis leido este post.
Con respecto a lo que plantea Silvia, no creo que sea bueno que te atormente la precariedad. Quiero decir que tienes que aprender a vivir con su compañía. Es muy importante que no termine contigo. Porque la vida es más que el trabajo. Este es el fondo del asunto.
Lo que me parece importante es que no se trata de "luchar contra la precariedad" con el objetivo de regresar al pasado fordista, sino de entender que este es un mundo oscuro y que lo primordial es comprenderlo. Si es así, la precariedad es una pieza de un conjunto integrado que es lo que ofrece el sistema vigente. Luchar contra la precariedad es entonces proponer un nuevo sistema en el que el trabajo ocupe su lugar, sólo su lugar y nada más que su lugar. Por eso he citado a Fumagalli.
La pregunta de Juanma sobre los mecanismos que utilizo es demasiado general. La aportación de las ciencias sociales es modesta y rezagada respecto a la velocidad social. He construido mi propia síntesis para orientarme y en este proceso mis vivencias y mis preguntas desempeñan un papel fundamental. No soy seguidor de una escuela específica. Pero es evidente que determinados enfoques ejercen una influencia importante en mí. Foucault, los anglofoucaultianos, la sociología histórica, la sociología clínica, los posoperaistas italianos, los regulacionistas franceses y otros. De nuevo remito a Fumagalli, que es un autor fundamental.
Lirón Careto sugiere varios vínculos que, a mi juicio, no son los fundamentales. La precarización es una cuestión determinada por el sistema tecnológico, el proyecto político neoliberasl y la gubernamentalidad neoliberal. De nuevo las mismas referencias. Fumagalli, Paolo Virno, Lazzaratto, Marazzi y otros a los que denomino en las clases "los maestros italianos".
Seguimos

Luis Capacete dijo...

Hola a todos: personalmente interpreto este post como el de el intelectual analista merodeando alrededor de la pieza a estudiar. Son muchos los puntos que abres, Juan. Como creo que apuntas, también concibo el proceso de precarización como un instrumento de dominación por parte de los poderes político-económico-mediáticos y por tanto es un proceso social con evidentes repercusiones en el individuo, lo que ocurre es que éstas últimas se las ubica en el ámbito de la psicología y se las aparta del objeto de estudio de otras disciplinas, ello explicaria la pormenorizada definición de Tsianos/Papadopoulos, varias de las cuales me sugieren más el resultado del procesamiento del proceso en la psique del individuo (y por tanto, quizás no como dinámica generalizable)y sujeta a otras variables o factores (espectativas previas, origen socio-economico-cultural,nivel de aceptación de la frustración, etc.) tendré que llerme ese trabajo. Lo que me parece claro es que la precarización coarta de forma brutal el margen de libertad del individuo para diseñar y proyectar su biografía (como también apuntas)tanto en lo material como en lo simbólico y si aceptamos que somos animales simbólicos con la mirada puesta siempre en proyección hacia la supervivencia de mañana o pasado, están destruyendo una parte esencial del ser humano. Interesante lo referente a la construcción del conocimiento con esa base de precariedad como elemento constante en nuestras vidas, siguiendo a Foucault, si la universidad como hoy la conocemos surge en la encrucijada en la que se encuentran el poder y el conocimiento, es casi inevitable pensar que el proceso de precarización como instrumento de dominación tiene que acabar moldeando la génesis de ese conocimiento. Como siempre muy sugestivo. Gracias Juan

Luis Capacete dijo...

Para Lirón Careto una sugerencia,estudiar el más que seguro impacto en la psique del individuo del conflicto entre la falta de libertad para proyectar y realizar su propia biografía producto de ese proceso de precarización y la falacia del autodiseño personalizado que quiere hacer creer la sociedad de consumo. Creo que algunos trabajos de psicología social nos pueden dar alguna pista