Presentación

PRESENTACIÓN

Tránsitos Intrusos se propone compartir una mirada que tiene la pretensión de traspasar las barreras que las instituciones, las organizaciones, los poderes y las personas constituyen para conservar su estatuto de invisibilidad, así como los sistemas conceptuales convencionales que dificultan la comprensión de la diversidad, l a complejidad y las transformaciones propias de las sociedades actuales.
En un tiempo en el que predomina la desestructuración, en el que coexisten distintos mundos sociales nacientes y declinantes, así como varios procesos de estructuración de distinto signo, este blog se entiende como un ámbito de reflexión sobre las sociedades del presente y su intersección con mi propia vida personal.
Los tránsitos entre las distintas realidades tienen la pretensión de constituir miradas intrusas que permitan el acceso a las dimensiones ocultas e invisibilizadas, para ser expuestas en el nuevo espacio desterritorializado que representa internet, definido como el sexto continente superpuesto a los convencionales.

Juan Irigoyen es hijo de Pedro y María Josefa. Ha sido activista en el movimiento estudiantil y militante político en los años de la transición, sociólogo profesional en los años ochenta y profesor de Sociología en la Universidad de Granada desde 1990.Desde el verano de 2017 se encuentra liberado del trabajo automatizado y evaluado, viviendo la vida pausadamente. Es observador permanente de los efectos del nuevo poder sobre las vidas de las personas. También es evaluador acreditado del poder en sus distintas facetas. Para facilitar estas actividades junta letras en este blog.

sábado, 2 de enero de 2016

LA MODERNIZACIÓN DE LOS TRAMPOSOS: DE VIRPA A VIRZA

En 1959 se estrenó “Los tramposos”, una película de Pedro Lazaga, que mostraba con humor las peripecias de tres personas de la época que vivían en los márgenes mediante las trampas, delitos menores chapuceros y otras transgresiones, que aprovechaban la inferioridad de algunas personas o la ambigüedad de determinadas situaciones. La película mostraba elocuentemente la sociedad española de la época, sintetizada en la chapuza como obra de arte. Tony Leblanc y Antonio Ozores encarnaban la versión de la delincuencia, que hoy se denominaría 0%, en formas afables.

La película termina  con su rehabilitación y conversión en empresarios legales, mediante la creación de una empresa de transporte para turistas, VIRPA, denominación que fusiona los nombres de ambos, Virgilio y Paco. Las escenas del final son memorables, en tanto que su reconversión a la legalidad mantiene el espíritu cutre y rancio de la época. Sus trajes, sus modos de pensar y hablar y la secuencia final de su motorización en los inefables “Biscuter”, muestra el paradigma del capitalismo primitivo y atrasado español en una versión entrañable.

Muchos  años después, ya en la democracia, el bienestar expandido y la autoproclamación pomposa de la modernización, se produce el asalto a las cajas de ahorro por parte de las élites políticas, empresariales y sindicales. Se trata de la puesta en escena de la versión local y castiza del pujante management, reeditado por las renovadas élites recién integradas en la mítica Europa. En la conciencia colectiva, este acontecimiento se identifica en el saqueo a Caja Madrid, pero la verdad es que todas las cajas y una buena parte de empresas públicas fueron desvalijadas por los recién salidos de las autarquías múltiples que concurrían en la sociedad española del franquismo. Este acontecimiento muestra el inmutable espíritu de los tramposos.

 En este caso, los asaltantes son una parte muy importante de la clase dirigente del postfranquismo. Sus contingentes integran a miembros de familias de postín; nobles rancios  venidos a más como consecuencia de la multiplicación financiera; empresarios de ocasión;  políticos de todas clases; tecnócratas múltiples; gentes de la izquierda fascinadas por el poder y el dinero; sindicalistas desbocados aspirantes a la cogestión de los beneficios; periodistas disponibles cien por cien;  intelectuales en estado de excedencia; profesionales de la economía aplicada en busca de redención; exburócratas de altos cuerpos de la administración movilizados por las oportunidades que proporciona la expansión económica; veteranos del franquismo que aportan su experiencia; empresarios primitivos estimulados por el nuevo estatuto simbólico de la gestión; gentes ansiosas por superar lo que entienden como sus rutinas y deseosas por multiplicar su estatus social, y también otras personas y parentelas ascendidas por la convergencia entre las burbujas en los dorados años ochenta y sucesivos. A todos ellos cabe sumar los múltiples abogados  siempre disponibles.

En esta corte de ilustres pillastres y bribones  cabe destacar la presencia de algunos universitarios relevantes, así como gentes del pensamiento y la cultura, relevantes en las industrias culturales, que en algún momento anterior fueron creadores. El hecho más sorprendente es la comparecencia en esta coral de la corrupción de Virgilio Zapatero, que desempeña en los años del saqueo el papel de vicepresidente de la caja. Su participación estelar en la gestión chusca y malévola  de esta entidad financiera, no solo en el uso de las tarjetas black, sino en todo el proceso de gestión catastrófica, en la que la disipación de activos y las transferencias a los socios de la clase dirigente española adquirió un volumen insólito.

Por esta razón entiendo que la presencia de Virgilio Zapatero, VIRZA, es el elemento más elocuente de los vínculos entre esta entidad y las instituciones políticas y económicas del postfranquismo. Así se explican los silencios, las complicidades que conforman un entorno favorable a los sagaces “gestores” devenidos en un grupo de rufianes que llegan a desposeer a sus mismos clientes de sus patrimonios. Pero es importante reseñar que el escándalo de Caja Madrid no es un acontecimiento aislado, sino que comparte sus métodos y objetivos con el conjunto del sector financiero público en estos años. Así se conforma la institución financiera en la “Caja Común” de la clase dirigente española. Su experiencia sirve de modelo para la gran reestructuración de la sociedad que adquiere la forma de reapropiación de las élites y desposesión de los activos de los beneficiarios de la expansión económica acaecida en los años dorados.

Así se consuma el cambio histórico que mantiene el núcleo inmutable que representa el modelo de VIRPA, para adquirir otras formas y máscaras que conservan los elementos del desprecio a las personas estafadas, lo cutre en el modo de operar, además de la imaginación para encontrar víctimas y situaciones ambiguas propicias. El paradigma de lo granuja se remodela en la España del PIB  pródigo y el estado dadivoso. La era de la abundancia se reestructura mediante el asalto de los fuertes a los débiles. Así los bancos comienzan un proceso de reapropiación, que después van a seguir las empresas bajando el precio del trabajo y el estado emprendedor disminuyendo las prestaciones. De la conjunción de estos procesos regulados por su gradualidad resulta una inequívoca desposesión para millones de personas, de modo que se invierte la tendencia ascendente que ha presidido sus vidas. Aquello que se denomina como “el cambio” y se ha dirimido en las recientes elecciones es justamente la congelación e inversión de la desposesión.

La presencia de VIRZA en el proceso de degeneración de las cajas de ahorro es sintomática, en tanto que representa a la “inteligencia” de la oposición al franquismo. El grupo de intelectuales y profesores congregados en Cuadernos para el Diálogo, desempeñó un papel fundamental en la creación de conocimiento que amparaba a la combativa, pero intelectualmente famélica, oposición democrática. VIRZA acompaña con sus artículos y sus libros al grupo que referencia el proyecto del PSOE de los primeros años. Este grupo es relegado gradualmente por el ascenso de los economistas en la estela de Miguel Boyer. El declive de su influencia se compensa mediante el ascenso en el territorio gubernamental. Así Virgilio es nombrado ministro de Felipe González.

La deriva de VIRZA ilustra la decadencia de las instituciones del postfranquismo. Tras su vuelta a la universidad, donde llega a ser rector, se incorpora al flujo de la deserción de la inteligencia, terminando su migración en las instituciones financieras. El aparato del PSOE queda a merced de los economistas neoliberales, los tecnócratas globales europeos, la casta de gestores polivalente y los nuevos expertos en gobernabilidad. El pensamiento se disipa, acompañado por las ciencias humanas y sociales que minimizan sus aportaciones. El declive del periodismo cierra el círculo. La universidad queda neutralizada, siendo subordinada a la nueva inteligencia, que anida en las empresas estrella y en los medios de comunicación. Este es el contexto en el que se produce la metamorfosis de VIRZA en el tránsito de las élites españolas.

La deserción de la antigua inteligencia es paralela a la expansión del mito de la gestión. La versión local de la misma es desempeñada por la generación de los hijos de las familias poderosas de la España convencional, cuyo origen es muy anterior al franquismo. Así, la nueva generación de los sucesores, formados en la red universal de las escuelas de gestión, conservan los elementos invariantes que constituyen su identidad. El núcleo fundamental radica en la preponderancia del concepto de golpe o pelotazo. No importa tanto generar y desarrollar una empresa sólida, porque lo importante es obtener beneficios mediante la combinación de jugadas de riesgo y oportunidad. Esta generación de gerentes a la española, favorecidos por la neutralización del pensamiento y las ciencias sociales, ha destruido en los últimos veinticinco años una buena parte de las empresas productivas.

Este es el contexto que confiere interés, en tanto que arquetipo individual a VIRZA. Intelectual comprometido que nutre a las instituciones políticas, universitario que desarrolla una carrera que concluye en rector de su universidad, participante destacado en proyectos de edición de publicaciones, así como animador del mundo de la inteligencia que alumbra la democracia. Desde ese mundo VIRZA salta al excitante mundo de la gestión, que le permite desembarazarse de las rutinas de la vida universitaria y profesional. Su caso es emblemático. Así concluye su vida política y universitaria, carente de estímulos en comparación con el vértigo de la nueva gestión en el tiempo de inicio de la gran desposesión de los distintos contingentes que han experimentado una movilidad social ascendente.

La información del gasto efectuado con su tarjeta es significativa, en tanto que marca las diferencias y sanciona la idea de que no todos son iguales. Además de los gastos en restaurantes, hoteles, floristerías, chocolaterías, viajes, peajes y  gasolina, VIRZA gastó nada menos que 3.500 euros en libros y 300 euros en el Teatro Real, así como un curso de idiomas en una prestigiosa academia de idiomas. Así conforma el segmento ilustrado de los asaltantes ejecutores de la desposesión. Aquí radica la diferencia fundamental entre ambos Virgilios.

La trayectoria de VIRZA ilustra el devenir de la “inteligencia” que impulsó la oposición antifranquista y la instauración de la democracia. Esta ha sido neutralizada mediante su cooptación por los gobiernos, las empresas de comunicación y las industrias culturales. En ausencia de pensamiento crítico y con la renuncia de las ciencias sociales a su autonomía, las cogniciones son colonizadas por los poderes. Una de sus manifestaciones es precisamente la trivialización de la última generación de líderes partidarios. Pedro Sánchez es su expresión más sofisticada. Su perfil no presenta dudas.

En este contexto, VIRZA se defiende alegando que devolvió el dinero de la tarjeta. Así se inscribe en las estrategias jurídicas de los tramposos poderosos protagonistas de la desposesión. La coalición entre los expertos jurídicos y los profesionales de la mediatización determina la congelación de los sumarios, que se dilatan en el tiempo, siendo así reemplazados por otros acontecimientos en la confección de la sagrada actualidad. Así se debilita la historia y la memoria. En el caso de su compañero Blesa casi se ha disipado completamente. En la memoria colectiva ya no estará con Peces Barba o Elías Díaz, sino con Blesa, Rato, Trillo, Chaves y otros prohombres de la modernización. En Google se ha difuminado su perfil de catedrático de Filosofía del Derecho para aparecer como gestor de Caja Madrid.




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