martes, 30 de julio de 2019

PABLO IGLESIAS Y EL ESPECTRO DE JUAN POSADAS


En los años setenta, conocí en la cárcel de Carabanchel, a un dirigente trotskista de la cuarta internacional posadista. Conversamos en distintas ocasiones, en las que me explicó su proyecto, dado mi interés por conocer los misterios de la cuarta internacional.  Recuerdo que me dejó un libro con tres textos  de ponencias de su congreso mundial,  en los que se argumentaban sus posiciones. El primero se titulaba así: “La marcha hacia la revolución mundial”. Ponente: Camarada J. Posadas. El segundo: “El papel que desempeña América Latina en el proceso de la revolución mundial”. Ponente: Camarada J. Posadas. El tercera y último  tenía este título: “Acerca de la gigantesca aportación del pensamiento del camarada J. Posadas a la revolución mundial”. Ponente: Camarada J. Posadas.

El camarada J. Posadas, trotskista argentino y dirigente de esta organización, reproducía la caricatura de un modelo de liderazgo apoteósico, que, paradójicamente, había encarnado en un estado su compañero y verdugo Stalin. En cualquier caso, todos los liderazgos nacidos de las revoluciones inspiradas por la tercera internacional, sin excepción alguna, han devenido en fenómenos que lindan con lo patológico. En este caso, representa un modelo que ilustra el poder absoluto de la figura del secretario general. Ciertamente, este tipo de liderazgo tóxico paraliza a las organizaciones en las que se arraiga, imponiendo un clima cerrado y disciplinario que impide la iniciativa y dificulta la facultad de conocer y aprender a las personas insertas en este orden. La obediencia deviene en el comportamiento obligatorio sin ambigüedad alguna, mutilando las capacidades intelectivas de los militantes.

Esta clase de liderazgo es coherente con el contexto del final del siglo XIX y de la mayor parte del siglo XX, en los que domina el capitalismo taylorista y la empresa jerárquica. El socialismo real reconstruye una estructura que presenta semejanzas con las mismas. Pero, desde los años sesenta del pasado siglo, se generan unas condiciones que limitan severamente esta clase de organización y liderazgo. En los contextos en que esta se impone, el aislamiento termina por ser inevitable, acompañado por la secuela de fenómenos mórbidos de distintas clases.

En el caso de Podemos, en el curso de sus primeros años de vida, el hiperliderazgo de Pablo Iglesias se consolida simultáneamente al debilitamiento de su difusa organización. En tanto que su figura monopoliza el discurso y la acción de Podemos, decrece considerablemente la vida de los círculos y sus miembros conforman una masa de votantes lista para avalar las decisiones del gran conductor. Al tiempo, los posibles rivales de Iglesias son arrojados al exterior, produciéndose un fenómeno de uniformización radical, que presenta analogías con el modelo de los viejos partidos marxistas-leninistas. La actividad de la organización la desempeñan en régimen de monopolio un grupo de dirigentes fieles. Expresar cualquier diferencia, implica una intensa y supersónica degradación de quien la protagonice, concluyendo con su salida.

En este orden hermético, constituido en torno al líder providencial, solo cuentan aquellos que puedan optar a ser candidatos para cargos públicos en las distintas instituciones representativas. Los demás, los inscritos y las inscritas,  son conformados como una base de votantes virtuales, que tienen la certeza de poder hacerlo, superando así la condición probabilística de unidad muestral, que es la forma de participación establecida en el nuevo capitalismo autoritario y mediatizado del presente. Así se reafirma el modelo de militancia difusa en la videopolítica. El rol ejercido, consiste en aclamar y aplaudir a los líderes en los actos públicos, formando un conglomerado humano como fondo del tránsito del líder ante las cámaras. Lo importante en este papel son las extremidades: Aplaudir con las manos, menear las cabezas al ritmo de las explosiones de apoyo, así como otras expresiones corporales que acompañen a la exaltación del líder. El inscrito también cumple con su obligación de producir y difundir mensajes en las redes sociales.

Me asombra la austeridad verbal y discursiva con la que se prodigan los dirigentes de Podemos hacia sus bases. El áspero término de “inscritos”, habla por sí mismo. En tanto que otras organizaciones hacen gala de discursos compensatorios respecto a sus militantes, que comparten una situación de marginación semejante, en este caso, son extraordinariamente enigmáticos. Sin embargo, la coherencia de esta posición estriba en que la acción política descansa fundamentalmente en los medios y las televisiones. En este contexto, los militantes son prescindibles en buena parte de sus funciones. Compiten con otros aclamadores e incondicionales en sus puestas en escena ante las cámaras.

En los meses de permisos parentales de Pablo e Irene, me ha escandalizado la actividad de baja intensidad del núcleo dirigente. En unos meses cruciales, necesitados de posicionamientos, estrategias y comunicación pública, el silencio y la parálisis de Podemos era insólito. Se asemeja a lo que las antiguas novias de los tiempos del nacional-catolicismo practicaban cuando sus parejas se ausentaban. Aquello se denominaba como “guardar la ausencia”. Nadie ocupaba el nicho vacío de los dirigentes. El retorno de los mismos a la actividad pública se realizó mediante actos públicos en los que los incondicionales fueron colmados por los largos discursos de los felizmente retornados. La presentación del acto de Pablo, fue verdaderamente antológica, en tanto que expresaba sin tapujos el inconsciente organizacional.

La confluencia del papel que la videopolítica confiere a los líderes, que acumulan capital mediático en detrimento de los dirigentes intermedios, confirmando el monopolio de la voz partidaria, con la vieja tradición de los partidos de la tercera internacional, que se fundan sobre una jerarquía inapelable, conforma una extraña realidad en Podemos. La aceptación de los discursos del nuevo anticapitalismo, que apelan a la iniciativa, a la horizontalidad, a la amistad, a las formas relacionales asociadas a los cuidados, así como a la influencia del feminismo, contrasta con la existencia de una jerarquía intensa, que implica formas de obediencia activa muy intensas.

Los discursos de los afectos y los abrazos, se producen en un medio en el que las luchas por las posiciones de la cúpula, adquieren una forma dramática, en la que los perdedores son literalmente linchados mediante ceremonias de degradación que remiten a formas eclesiásticas. El discrepante, es señalado mediáticamente por el extraño demiurgo Monedero, ubicado en el exterior de la organización, en el espacio de máxima visibilidad mediáticamente. Una vez etiquetado, es sometido a un ritual de descalificación, aislamiento y suspensión, que remite al modelo de una secta. La dureza gestual de los líderes supremos y sus colaboradores, es manifiesto. Podemos ha perfeccionado el arte de la degradación mediática.

Es asombroso la cantidad de víctimas que este aparato postmediático nucleado en torno a Pablo Iglesias e Irene Montero ha producido en los últimos años. La mayor parte del núcleo de fundadores se encuentra fuera. Me impresiona particularmente el caso de Carolina Bescansa, literalmente apartada y degradada con una violencia simbólica inusitada. La dureza gestual de los líderes-conductores es impresionante. Asimismo, numerosos líderes territoriales y equipos completos, han sido devastados por  el aparato liderado por Echenique. En todas las autonomías se acumulan las víctimas de conflictos que se resuelven como duelos al sol. También los líderes de confluencias, los valencianos, los gallegos y otros.

Pero el caso de Madrid, y de Carmena en particular, ilustra la dureza de este exótico aparato, que practica la política de la tierra quemada, y que no vacila ni siquiera ante las consecuencias de sus devastaciones humanas. Cuando el líder local no se somete integralmente, es decapitado simbólicamente. Los hechos hablan por sí solos. Han preferido asolar Madrid, por imponer a uno de los suyos, el capitán-general, en la lista del ayuntamiento. Así instauran un proceso que presenta rasgos autodestructivos. Nadie puede incorporarse a una organización así, al tiempo que los que permanecen adquieren la condición de incondicionales, atributo que solo puede cumplirse en un medio radicalmente cerrado al exterior.

Los candidatos a puestos de representación política, que constituyen la élite de los inscritos, así como estos mismos, son conscientes del requisito de la obediencia debida. Ellos son la fuerza humana de apoyo a la cúpula de la organización, en la que Pablo e Irene luchan por conseguir el gobierno. En este ámbito se encuentran con otros gladiadores de la uniformidad interna, Pedro, Albert o Pablo. Todos juntos brindan un espectáculo morboso en la competición electoral, en el que se escenifican sus egos infinitos. Los medios de comunicación son la morada de estos dioses de quita y pon. La narración de sus maniobras suscita pasiones mediatizadas y efervescencias intermitentes.

Así es como Pablo se encuentra en el camino de emular, en otro contexto, al bueno de J. Posadas. Recuerdo las autodefiniciones de otro maestro del hiperliderazgo y la jerarquía total, como era el presidente Mao. “El presidente Mao es el gran timonel de la revolución mundial. Él es el faro luz y guía que ilumina nuestros…”. Tengo algunos amigos ilustres “inscritos” en Podemos. También algunas personas que han sido referencia para mí en los últimos años. Solo citaré a uno: Marcelo Expósito. Me pregunto cómo es posible que vivan en la conformidad esta apoteosis neoposadista de Pablo/Irene, con las consiguientes depuraciones. Me hacen volver al controvertido y misterioso posicionamiento favorable a la Unión Soviética de relevantes  intelectuales europeos en el siglo XX. Misterios de la condición humana.

Las fotos son elocuentes acerca de la presión terrible ejercida sobre aquellos que se distancian de la ortodoxia. No necesitan de más comentarios.









5 comentarios:

  1. En todos los partidos políticos pasa exactamente lo mismo que describes en Podemos, incluso corregido y aumentado, de aquí el hiper-constructivo dicho popular y populachero de que "todos los políticos son iguales" que ni es verdad ni es mentira sino todo lo contrario, y es que yo me pregunto .... ¿puede una persona "normal", digamos que sin afanes de protagonismo excesivos, meterse en política? máxime en tiempos de medios HD y 4K. Un abrazo Juan.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo Futbolín. Además ese hiperliderazgo se tiende a profundizar. Me escandaliza contemplar como Sánchez, Rivera y Casado limpian sus ejecutivas de gentes que no les aclamen. Es todavía peor que en el principio de la "democracia". Pero la izquierda representa un conglomerado social heterogéneo, con estratos en distintas condiciones sociales y subjetividades. Es imposible ahora la homogeneidad del modelo comunista convencional. La uniformización interna es letal. Pero, además, cualquier futuro socialista requiere de plurualismo como principio rector, para adecuarse a la heterogeneidad y la creación social.
    Por eso considero ahora a Podemos como un factor de bloqueo y frustación. Es algo que se contrapone a cualquier proyecto liberador.

    ResponderEliminar
  3. Si el primero que dijo aquello de "Una imagen vale más que mil palabras" cobrara un euro por cada decisión que se toma en el planeta Tierra aplicando esa ecuación, podría comprar todo el Universo.
    Y si cobrara también por la cantidad de veces que, siguiendo el mismo criterio, el protagonista de la imagen consigue perder relevancia, podría comprar igualmente algunos de los universos que rodean al que conocemos.
    Cualquier actividad humana sostenida en el tiempo transforma pautas de comportamiento y escalas de valores. Lo de la deformación profesional, que siempre se ha dicho.
    En conclusión, los líderes políticos, que están rodeados de cámaras por todas partes, terminan escribiendo textos tan breves como fogonazos.
    Y al final todos. No es extraño el éxito mundial de una red social identificada más por el limitado número de caracteres que por cualquier otra cosa.

    ResponderEliminar
  4. Gracias Domingo. El problema del hiperliderazgo radica en la degradación de los órganos dirigentes de los partidos. Vivir sin poder decir lo que se piensa; guardarse las dudas y las preguntas; estar atento a los giros del líder para posicionarse en cualquier estructuración; tener una estrategia para presentar la actividad propia como éxito; cultivar el arte de adular; ser indiferente con los perdedores de los congresos;saber alinearse con los ganadores...
    Todo esto no puede ser considerado como democrático. Al eliminar a Errejón y la mayoría de los fundadores, Iglesias ha creado una organización monolítica. Eso se convierte inevitablemente en una ciénaga. Un partido que practica un método mayoritario con cadena perpetua para los perdedores, no puede aportar nada a una democracia.

    ResponderEliminar
  5. La explicacion sobre Iglesias y Podemos es matematica: todos los factores de la ecuacion cuadran.El amado lider viaja hacia la irrelevancia y se despeñara junto con su rebaño de fieles ovejas cantando: Pablo Presidente!

    ResponderEliminar