lunes, 5 de junio de 2023

SERGIO MINUÉ Y LA DISIMULACIÓN DE LA INTELIGENCIA

 

Resulta que Sergio Minué abandona la Escuela Andaluza de Salud Pública para ubicarse como consultor internacional de Atención Primaria en la Organización Panamericana de Salud. La significación de su marcha tiene una importancia fundamental en la historia de la Escuela, debido al papel tan relevante que ha desempeñado desde su incorporación. Sergio no sólo ejercía como docente, investigador y consultor, sino que representaba un vínculo fuerte con la inteligencia de la Atención Primaria estatal, así como con el mundo de la cooperación internacional. Su presencia en la EASP generaba una demanda sustantiva. De ese modo era una parte muy importante del menguante capital intelectual y relacional de la misma.

La salida de Sergio trasciende la dimensión de un caso individual, representando un símbolo del certificado de defunción de la vieja escuela. Como reza la frase convencional de “la gota que desborda el vaso de agua”. Esto es lo que significa su ausencia tras las jubilaciones de la generación fundacional, los abandonos de profesionales cualificados o la relegación organizativa de las cabezas pensantes. No se puede interpretar este episodio desde la referencia local de esa organización, sino que, por el contrario, representa el drama eterno de la emigración del talento en la España eterna, que se agudiza en este tiempo de un imaginario gobierno, el más progresista de la historia, que bajo sus retóricas triunfales oculta su incapacidad de mejorar las organizaciones públicas de todos los niveles.

Conozco muy bien, tanto la escuela como Andalucía. Por esta razón en mi interpretación resalto dos cuestiones esenciales: el desprecio del talento y el castigo sutil y continuado a quienes son considerados como independientes. En la historia de la escuela siempre han estado presentes, pero, tras los primeros tiempos, esto ha sucedido de forma incremental, generando una suerte de ley inversa del mérito individual que penaliza a quienes más aportan. Imagino el sufrimiento de Sergio en los últimos años, tratando de someterlo a un modelo provinciano de servicio a las necesidades de la Conserjería de Salud. En vez de favorecer su expansión se procede institucionalmente a su reducción, con el propósito de convertirlo en un funcionario gris y obediente.

La escuela siempre ha sido una organización extraña en la Andalucía postfranquista. El modelo de gobierno de las instituciones y organizaciones se corresponde con el modelo de monarquía absoluta. Quiero decir que se entiende el ejercicio del gobierno apoyado por una institución central: la corte. El monarca se sustenta en una red de vínculos de lealtad absoluta, entendiendo que debe gobernar el territorio mediante gobernadores, que significan una duplicación del mismo. Estos son los gobernadores, que despliegan un haz de relaciones entre una nobleza que se instala en las gerencias de las organizaciones públicas.

La corte es un dispositivo de poder monolítico, homogéneo y subordinado al mando centralizado. En este sentido, la escuela, desde su misma fundación nunca ha encajado bien en ese esquema. Desde la primera dirección de Patxi Catalá, a la del cesado Joan Carles March, pasando por directores-gobernadores integrantes de la Corte de Sevilla, se puede entender la escuela como resistente a ese orden cortesano, así como aspirante a una autonomía imposible en esa galaxia de la Corte del Presidente de la Autonomía y su Consejero de Salud. La presencia de Natxo Oleaga, otro potentado en el arte de ocultar su inteligencia y singularidad, resultaba extraña en la homologación de las voces de la Corte. De ahí resulta una sucesiva creación de tensiones subterráneas y tormentas sin aparato eléctrico. En esta cuestión radica la grandeza de la escuela, que pretende hablar por sí misma en un desafío a la docilidad imperante en las organizaciones públicas andaluzas.

Los sucesivos monarcas y sus espesas cortes que han ejercido el gobierno desde su fundación, han pretendido el sometimiento de la misma ejerciendo distintas estrategias y tácticas. Pero, en general, las presiones se han incrementado, alcanzando su máximo nivel en el tiempo de la monarca Susana Díaz y su gobernadora María Jesús Montero. Estas entendían la escuela como un recinto a someter. La caída del imperio socialista tuvo como consecuencia la aparición de un nuevo monarca: Juanma Moreno, escoltado por Jesús Aguirre. Estos renunciaron a destruirla y, mediante la designación de una directora profundamente enraizada en la nueva corte, esta fue cercada paso a paso. En mi intimidad suelo decir que la situación de la escuela se asemeja al célebre cerco de Leningrado, en el que sus conquistadores renunciaron a tomarla y optaron por cercarla y estrangularla.

La salida de Sergio representa un hito en esta estrategia. Me cuentan que ni siquiera le han dedicado unas palabras de reconocimiento. La forma que ha adquirido este homicidio organizacional ha sido prescindir de los campos en que operaba Sergio, como la Consultoría Internacional. Así ha sido posible su cerco personal. El poder cortesano instituye un orden en el que es ninguneado, devaluado, ignorado y convertido en un sujeto-máquina que se subordina a las reglas. Esos procesos de marginación incremental son muy eficaces, en tanto que los cortesanos tratan de negar su individualidad para homologarlo brutalmente con una categoría profesional. El objetivo es conseguir su sujeción creciente. La Corte siempre opera así, definiendo un sistema de significación en la que la obediencia impera sobre la inteligencia, la formación y la singularidad.

El mayor efecto perverso del orden cortesano es que el sujeto cercado es requerido para el disimulo de su inteligencia y preparación. Así recuerdo a Sergio, muy cuidadoso en sus intervenciones tratando de suavizar el efecto de su saber y su capacidad. Él iba descubriendo los secretos de la Corte, lo cual generaba una perplejidad inocultable. Me acuerdo de la gradación de sus tonos de voz en sus intervenciones, así como su rostro, que tenía expresiones similares a las del inolvidable Buster Keaton en su película de “Siete ocasiones”. Este mantenía la expresión del rostro constante, en tanto que en su entorno inmediato se sucedían situaciones vertiginosas e insólitas. Porque en la Corte cada cual debe acreditar su dependencia y renovarla todos los días.

La magnitud de la disimulación de la inteligencia y la capacidad requerida a Sergio, adquiría dimensiones siderales. Este pertenecía a las primeras promociones de médicos de familia y tenía una formación y experiencia considerable. Además, una formación humanística fuera de lo común en esas tierras. En el terreno de la gestión era conocedor de las corrientes críticas y se encontraba conectado a la inteligencia médica global. Era difícil de disimular en ese páramo aldeano su perfil. Espero que en estos tenebrosos años los expertos en convertir profesionales en bonsáis, limitando su crecimiento y cercándolo, no le hayan hecho mucho daño personal.

No puedo concluir sin rememorar nuestros encuentros en el módulo de gestión en el máster de Salud Pública, en el que precisamente yo mismo me despedí; en unos cursos de Atención Primaria que él dirigía y en donde yo impartía una sesión de sociología; en algunos de los SIAP; como lector de su blog, El Gerente de Mediado, que representa una voz reflexiva imprescindible para la Atención Primaria, y nuestra convergencia en una plataforma interprofesional de crítica a la Evaluación. Esta terminó con un número especial de la Revista de la Asociación de Sociología de la Educación, que yo mismo coordiné y en la que pedí a Sergio un artículo que resultó, como siempre en él, acorde a las expectativas.

Así termina esta historia que ha tenido lugar en un espacio de cierta excepción a la sucesión y reemplazo de sucesivas Cortes en Andalucía y España. Aquellos que como Sergio no se adaptan a los imperativos cortesanos de funcionamiento son inevitablemente penalizados. Esta es una historia oscura de persecución de la inteligencia en organizaciones que se definen como productoras del conocimiento. Por introducir un toque berlanguiano recuerdo que en los tránsitos interminables entre las máscaras de la institución gestión, hace años se puso de moda el término “gestión del capital intelectual”. En este episodio se muestra como cruelmente patético, en tanto que esta es una historia de liquidación del capital intelectual.

Un fuerte abrazo para este disidente perplejo y forzoso, rechazado por las sucesivas versiones de la venerable institución Corte. Con lo crítico que soy con las organizaciones internacionales de salud, el nuevo medio profesional en la que se desarrolla Sergio también le pondrá constricciones. Pero en eso ya tiene una experiencia óptima, y, además, ya no tendrás que ocultar tu inteligencia y formación. Pero no me cabe duda de que vienen malos tiempos para la lírica en las instituciones globales.

Un fuerte abrazo para ti, Sergio, y decirte que algunos no te olvidaremos, en tanto que representas el reverso de la mediocridad.

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