domingo, 30 de mayo de 2021

ERICH FRIED Y EL IMPASSE PERPETUO

 

 


En los últimos días he leído los Poemas Apátridas de Erich Fried por recomendación de una amiga. La verdad es que me ha impresionado mucho su lucidez y sensibilidad. Pero lo más importante ha sido experimentar una extraña conexión con sus poemas. Habiendo fallecido en 1988, parece haberlos escrito ayer mismo. Este vínculo puede explicarse recurriendo al tiempo histórico vivido, que funciona como un cemento que une a muchas personas de varias generaciones, que comparten la experiencia de vivir entre distintas formas de totalitarismo. La liberación de uno de ellos conduce a un período de transición en el que se configura el siguiente tras un dilatado impasse.

Estas generaciones hemos conocido el fascismo, en cualesquiera de sus distintas versiones, también las resistencias que suscitaron. Con posterioridad, asistimos al derrumbe de aquello que se denominó como “socialismo real”, que resultó ser un sistema manifiestamente perverso. La democracia aparecía como un horizonte esperanzador en un capitalismo con rostro humano. Pero, inmediatamente después se reconfiguró el capitalismo, dando lugar a la apoteosis neoliberal y global. El deterioro de las instituciones que sustentaban las democracias keynesianas parece no tener límite.

Esta experiencia de aparición de nuevos horizontes amenazadores es la característica común a las biografías de las gentes de esta generación. La degradación de las democracias y los electorados derivada de la lógica de las nuevas sociedades postmediáticas se hace patente. Trump es un síntoma de la época que se asienta en todas las partes. El resultado es que nuestras trayectorias son sacudidas por victorias aparentes tras las que comparece el temible tiempo del impasse, en espera de que la amenaza siguiente termine por asentarse. Los miembros más lúcidos de estas generaciones mantienen el espíritu crítico, que es el soporte de la resistencia, que en este tiempo no es posible sin la lucidez. En contraposición, muchos prefieren mantenerse en el pasado confortable de los primeros años prometedores que tienen lugar tras la derrota de la constelación múltiple de los fascismos.

Me pregunto cómo hubiera afectado a una inteligencia como la de Fried la vivencia del capitalismo desorganizado y mediatizado en curso. Pero sus versos tienen la capacidad de ser relativamente intemporales, en tanto que tras la derrota siempre provisional de los fascismos comparece otra amenaza, que se va haciendo perceptible lentamente. Es el coste del impasse perpetuo, propiedad inexorable de nuestras biografías.

He aquí algunos de los poemas de Fried, en los que la lucidez trasciende a su misma época específica. Se pueden leer con el fondo de la banda sonora de la época, representada en las tertulias televisivas. Durante la lectura he creído escuchar la palabra “pinocho”, pronunciada en el contexto de una discusión a gritos propia de lo que en este tiempo se denomina “debate”. Espero que disfrutéis.

 

ADAPTACIÓN

Ayer empecé a

aprender a hablar

Hoy estoy aprendiendo a callar

Mañana dejaré

 de aprender

 

ACERCA DE LA LIBERTAD INTERIOR

Me agaché

para besar

las relucientes botas negras

de nuestro Señor

pero él me dijo:

¡Agáchate más¡

 

Cuando me agaché todavía más

percibí en mí

la maravillosa

resistencia

de mi columna vertebral

que no quería doblegarse

 

Seguí arrastrándome alegre

agradecido a nuestro Señor

por esta vivencia

de mi dignidad

y mi fortaleza

interior

 

 

MÁS DÉBILES

 

Vuelven a ser más fuertes

¿Quiénes?

Ellos

 

¿Quiénes han de ser?

No han de ser

solo son

 

¿Más fuertes que quién?

Que tú

pronto quizás que muchos

 

¿Qué quieren?

Ante todo

llegar a ser más fuertes

 

¿Por qué dices todo esto?

Porque todavía

puedo decirlo

 

¿No podría perjudicarte?

Claro que sí

porque se están haciendo más fuertes

 

¿Cómo lo sabes?

Por tu advertencia

de que puede perjudicarme

 

 

LO QUE SUCEDE

 

Ha sucedido

y sigue sucediendo como antaño

y seguirá sucediendo

si nada sucede para impedirlo

 

Los inocentes no saben de nada

porque son demasiado inocentes

y los culpables no saben de nada

porque son demasiado culpables

 

A los pobres no les afecta

porque son demasiado pobres

y a los ricos no les afecta

porque son demasiado ricos

 

Los tontos se encogen de hombros

porque son demasiado tontos

y los inteligentes se encogen de hombros

porque son demasiado inteligentes

 

A los jóvenes no les preocupa

porque son demasiado jóvenes

y a los viejos no les preocupa

porque son demasiado viejos

 

Por todo ello nada sucede para impedirlo

y por ello ha estado sucediendo

y sigue sucediendo como antaño

y seguirá sucediendo siempre

 

 

EL LÍMITE

 

Siempre he creído

que el horror tiene un límite

donde detenerse y contemplar desde arriba

cómo se retuerce

o escupe brujas

o sonríe

o apesta y se pudre ante nuestros ojos.

 

Un límite

que sabemos

que es peligroso

Donde no hay que dar un paso más

ni asomarse

Donde es mejor retirarse uno o dos pasos

Aunque estuviera provisto de pretil

al cual aferrarse

no habría que fiarse de él

Podría estar resquebrajado

y derrumbarse o desmoronarse

 

Nunca he creído

que fuera un límite consistente

pero lo consideré una especie de aviso

<<hasta aquí pero no más>>

O <<no llegar hasta el límite>>

E incluso en mis pesadillas

que me mostraron cuán engañoso y peligroso puede ser

siempre seguía creyendo

que el horror tiene un límite

No sé por qué lo creía así

pero era un consuelo

PERPLEJIDAD

 

¿Por qué

todavía escribes

poesías

sabiendo que

por este medio

solo llegas

a minorías?

 

me preguntan amigos

impacientes de que

con sus métodos

únicamente llegan

a minorías

 

Y yo no tengo

ninguna respuesta

para ellos

 

 

 

 

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