sábado, 20 de junio de 2015

ANA Y LOS LOBOS

Ana y los lobos es una película del mítico director Carlos Saura. Pero este post es algo más que una alegoría de dicha película. Se trata de la entrevista realizada por Ana Pastor a Manuela Carmena el pasado domingo. Esta es todo un síntoma de un fenómeno que pasa desapercibido a la gran mayoría de los ciudadanos televidentes / internautas, debido al estado de saturación en la que se encuentran por efecto de la multiplicación de fragmentos audiovisuales que se abaten sobre los mismos incesantemente. Dicha entrevista se inscribe en un contexto definido por la intensificación de la descalificación de las candidaturas municipales articuladas en torno a Podemos, alcanzando un umbral que puede ser definido como una persecución política. El linchamiento mediático puede ser el prólogo de un proceso de exclusión de facto del sistema político.

Aún a pesar de que en el último año es frecuente contemplar comportamientos violentos como respuesta a la emergencia de tal partido, con profusión ante las cámaras de técnicas de interrogatorio, las elecciones municipales han sido la señal que desvela un salto muy inquietante. Un dispositivo concertado de medios de comunicación, en conexión con el gobierno, la patronal y algunos grupos de interés, se ha volcado en la descalificación integral de los recién llegados a los ayuntamientos. La tensión mediática, así como la multiplicación de expertos dedicados a construir argumentos que evidencien la inviabilidad de sus programas,  se ha ensanchado con la movilización de un dispositivo detectivesco en busca de argumentos inculpatorios en el pasado de los recién llegados. De este conjunto resulta un complejo acosador,  que remite, siento repetir este argumento, al peor de los macartismos.

En este contexto cabe valorar la emergencia mediática de Ana, la Pastor que convoca a los lobos mediáticos concertados en forma de jauría. El argumento de referencia del dispositivo mediático de acoso y derribo radica en afirmar que Podemos debe someterse al mismo criterio de control mediático que los demás partidos, que denominan como “la lupa”. Pero no parece convincente este argumento. El estado de corrupción general de los partidos convencionales, que incluye tanto la acumulación de los casos-escándalo como los silencios partidarios, no es equiparable a los resultados de la explosión de las pesquisas realizadas sobre los recién llegados. Así, la homologación mediática carece de fundamento, en tanto que se pierden las proporciones. De este modo se crea un clima crispado exigiendo responsabilidades a personas por su participación en conflictos sociales hace años o comentarios censurables realizados también mucho tiempo atrás. Así, en el clima histérico de los platós, son homologados con los bárcenas, urdangas, ratos, blesas y otras especies que han participado en un saqueo general, y sobre los que el foco mediático se ha disipado con el paso del tiempo.

De esta forma, mediante la aparente recuperación de la crítica,  la élite de los periodistas hace una rectificación de sus silencios y encubrimientos de la corrupción, nacida en los años ochenta y expandida en los sucesivos ciclos. Imagino un grupo de detectives examinando lo escrito y dicho por los periodistas años atrás sobre el rey Juan Carlos, los sucesivos presidentes de gobierno o de las autonomías, o acerca de los protagonistas del milagro característico del postfranquismo español, como es la fusión mística de los partidos y las cajas de ahorro. El cambio de posición de la élite de los informadores es uno de los indicadores de la crisis del régimen. El asalto a la Cartuja de Sevilla de 1992 concitó un denso silencio de todos ellos, sólo roto por algún reportero audaz. Hay gente muy importante condenada por los tribunales por este saqueo.

En este contexto se ha formulado la falacia de la prensa libre, cuya primera versión es la de Pedro J. Ramírez. Ahora reaparece en el contexto de la crisis política y la gran rectificación de una parte de la prensa. Uno de los géneros que se rehabilita es el de la entrevista. Pero esta recuperación es parcial, en tanto que los poderosos no se someten a entrevistas abiertas. ¿Existe alguna entrevista independiente al rey Juan Carlos, o a Cristina, o a Aznar, O a González, o a Botín u otros similares? No. Pero en el contexto de la gran crisis política sí aparecen algunos fragmentos que rememoran  la entrevista realizada por Iñaki Gabilondo a Felipe González en los años noventa. En esta hubo tensión, un elemento extraño debido a la lógica de bloque de los medios desde la transición. Cada político va a ser alabado a sus terminales mediáticas y se ausenta en las del contrario.

Una de las últimas versiones de la falacia de la prensa independiente es la de Ana Pastor. Su fundamento es una entrevista realizada a Esperanza Aguirre hace unos años. En esta, la presidenta se comportó de forma desmesurada, como si su interlocutora fuera una servidora suya. Pastor no aceptó el papel y tuvieron lugar varias incidencias entre ambas, llegando a producirse secuencias propias de una conversación entre dos partes. Este extraño acontecimiento generó una leyenda acerca de la entrevistadora, que patentó su estilo conversacional repitiéndolo en otras entrevistas. Pero no volvió a entrevistar a personas verdaderamente poderosas. De modo que hace patente este estilo con interlocutores externos a los núcleos de poder. No tiene la oportunidad de entrevistar a Rato, a Chaves u otros personajes de este perfil.

Por esta razón, me conmovió la entrevista que realizó a Manuela Carmena. Esta fue un acto en el que se sintetizaron todas las desproporciones imaginables. Manuela todavía no había llegado a su despacho, lo haría el día siguiente. Pero Ana puso en escena un interrogatorio, que es una cosa distinta de cualquier conversación. Su tono era muy áspero; le formulaba una secuencia de preguntas y cortaba inmediatamente sus respuestas; algunas preguntas no podían tener respuesta en el tiempo del enunciado; utilizó permanentemente el efecto de halo, derivado del contexto comunicacional generado por la jauría mediática, acerca de la inviabilidad de su programa; en ningún momento respondió a las amables consideraciones ni a la intención de diálogo de Manuela; la comunicación no verbal puesta en escena fue crispada; cuando la respuesta no era la que esperaba utilizaba un tono descalificatorio; su posición era directiva en un grado extremo; el ritmo fue tan intenso como el de un interrogatorio; le faltó el respeto en varias ocasiones expresando desconsideradamente sus dudas, y, en conjunto constituyó un acto sumario de descalificación, pero no fundado en la conversación, que no tuvo lugar como tal, sino en el guion establecido con anterioridad y que ejecutó con independencia de su interlocutora.

Este acto de condena mediática fue ratificado por distintas jaurías mediáticas, que celebraron el papel ejecutado por Pastor. Manuela hizo gala de una  inteligencia y fuerza personal considerable. Encajó la secuencia de preguntas-sentencia y las interrupciones a sus respuestas sin protestar, así como sin mostrarse afectada. Su tono y su comunicación no verbal fueron cordiales en todos los momentos. Tampoco rectificó y se mantuvo en sus posiciones. A diferencia de Esperanza Aguirre nunca descalificó a la entrevistadora y en todo momento trató de abrir una conversación. Tuvo que aceptar finalmente que no hay conversación si las dos partes no quieren. Como es jueza tuvo que experimentar su presunción de culpabilidad completa y sin grietas.

Sin ánimo de entrar en el fondo de las candidaturas de Manuela y sus homólogas, que pueden suscitar dudas razonables, sobre todo con respecto a la compatibilidad de su proyecto con los grupos de presión representativos de los intereses fuertes, es evidente que han introducido algunas prácticas elogiables, como la limitación de sus salarios y prebendas, así como otras muy innovadoras en esta coyuntura de saqueo incesante. Pero estas no merecieron ni siquiera una señal de reconocimiento. La dureza del juicio y condena son terribles. No puedo imaginar qué dirían si se produjese un hecho similar al de una cacería en Botsuana o el cobro de comisiones millonarias, tal y como lo han desempeñado algunos miembros de la familia real. Me inquieta ser testigo de un deterioro intelectual y moral de un rango como el que estoy contando.

La llegada a las instituciones de colectivos cuyo origen es el 15 M suscita un conflicto entre los grupos de interés, con sus terminales políticas y mediáticas, y los mismos. Los procesos de constitución de un enemigo y de demonización, tienen consecuencias fatales, en tanto que, no sólo dificultan una salida a la situación, sino que envenenan el clima social. Lo que están haciendo las nuevas candidaturas es actuar a favor de los intereses de los sectores sociales no representados. Esto es lo nuevo y, no aceptarlo, conduce a una escalada de crispación. La añoranza del psoe e iu en los últimos no es realista por parte de los poderes económicos. No es probable que los nuevos sean intimidados como lo fue la izquierda convencional, tanto en los años de bonanza como los de crisis.

En cualquier caso, si la persecución iniciada crece, los recién llegados tienen que hacerla frente mediante la movilización de su potencial de réplica. Esta movilización tiene que estar presidida por la evitación de la confrontación frontal. Pero si se acepta la escalada de descalificaciones y la persecución política incipiente, esta crecerá mediante la extensión del miedo. Es una situación delicada que exige la profusión de la inteligencia y de la voluntad. De lo contrario,  asistiremos a la consolidación de una nueva versión del apartheid.

Esta noche he soñado que Ana interrogaba en un programa de máxima audiencia a una persona receptora de ayuda. En pocos minutos se derrumbó y confesó sollozando que a veces se compraba helados. Esta entrevista fue muy celebrada en los medios del poder y la entrevistadora muy elogiada.


4 comentarios:

  1. Me alegra leer un análisis como el tuyo, Juan, de las ficciones de la prensa. El caso de Pastor es llamativo. No se ahonda en ningún asunto, que requeriría una documentación detallada sobre gobierno municipal, y se interrumpen las respuestas para hacer preguntas punzantes sobre cuestiones banales o sobre la política como una lucha descarnada por el poder entre diferentes personalidades. Es mero espectáculo y está amañado de antemano. La periodista será siempre la estrella, la incorruptible interrogadora, el político será juzgado sobre cómo se ha defendido ante el acoso y el público se queda sin saber nada adicional aunque abotargado por un bombardeo de preguntas y respuestas de una línea. Es el triunfo de la gestualidad.

    Abrazo.

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  2. Gracias Iñigo por tu comentario. Sí, existe un mito acerca de la estrella mediática defensora de los ciudadanos frente a las desviaciones de los malvados políticos. Esta mujer se atribuye un estatuto de santidad como detectadora del mal oculto. Las distorsiones de la personalidad en los expuestos a las camaras son a veces patéticas.

    Abrazo

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  3. Ana Pastor ha perdido gran parte de su credibilidad, creo captar en las redes una indignación importante respecto de su interrogatorio a Manuela, de la misma manera que cada día mas gente le quita la voz a las tertulias de La Sexta Noche, parece que las amenazas a las privadas están ampliando su falta de ecuanimidad hasta caer en la grosería y el espectáculo esperpéntico, pero estoy relativamente contento porque no consiguen engañar a casi nadie, en mi opinión artículos como el suyo y otros no tan bien escritos que vamos compartiendo con verdadero placer nos ayudan a todos a no desfallecer ante tanta bajeza, Salud

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  4. Una decisión pésima que fortalece a las fieras carroñeras.

    "Valga decir que el error “progre”, que hoy se repite, consiste en pensar que gobernar es lo mismo que tener el gobierno; y aún peor que basta con tener el gobierno para poder gobernar. Paradójicamente, tal y como ha demostrado la derecha madrileña y como también ha demostrado la derecha catalana de Artur Mas, es aquello que está por fuera del gobierno y que no tiene dependencia directa del mismo, lo que permite mantener la iniciativa política y conquistar hegemonía. Este afuera se llama política y tiene herramientas como medios de comunicación, movimientos sociales, think tanks, etc. ¿O es que nos pensamos que ha sido el lobby judio lo que ha forzado el cese de Zapata, y no el trendig topic #zapatadimisión, las 10.000 firmas que pedían el cese, la presión de El Mundo, Intereconomía, Libertad Digital?

    La ventaja de la derecha madrileña, a diferencia de los reformistas institucionales al modo de Carmena, así como de la mayor parte la izquierda y de muchos en Podemos y Ahora Madrid, es que sabe que sin ese sustrato vivo de autonomía social mediática, dispersa y a veces contradictoria, no hay ni gobierno, ni política. Mientras la llamada izquierda –nueva y vieja– hacía genuflexiones por el pánico moral de lo políticamente incorrecto, la derecha real, una vez más, movía sus piezas y hacía sus deberes. Y lo hacía asumiendo algo que todavía no se quiere entender: que la política es conflicto –aunque sólo sea porque para cambiar algo hay que remover y desplazar intereses– y que este se produce, sobre todo, por fuera del gobierno.

    Por resumir la fundamental en una simple fórmula: el 15M es a Podemos, y por tanto a Ahora Madrid, lo que “X” es a Ciudadanos o a cualquier otra operación de recomposición de la hegemonía conservadora. Síganse tomando decisiones como la de ayer y muy pronto veremos como think tanks y medios neocon despejan la incógnita para decirnos como el payaso loco de las fiestas: ¡sorpresa!"

    http://blogs.publico.es/contraparte/2015/06/16/el-cese-de-zapata-una-decision-pesima/

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