jueves, 5 de marzo de 2015

LA BATALLA DE LOS CULOS

La convocatoria de las elecciones municipales, en las que el desgaste del pp y el psoe ha generado un espacio electoral vacío y disponible, ha devenido en un espectáculo insólito, en el que contrasta la ausencia de proyectos e ideas, frente a la prodigiosa multiplicación de iniciativas, movimientos, plataformas y otras formas de acceder a los ayuntamientos, por parte de distintos aspirantes. Estos proceden principalmente de los excedentes militantes que los aparatos de la izquierda política y sindical han desplazado al exterior en los años de bonanza económica y progresiva decrepitud política. Así, los excedentes de las sucesivas limpiezas acaecidas en el tiempo del postfranquismo, se acumulan en los espacios locales.  Ahora comparecen en el nivel local acudiendo a la llamada de las sillas vacantes en las corporaciones municipales.

Denomino como batalla de los culos a este acontecimiento, puesto que contrasta la clamorosa ausencia de proyectos e ideas, con la multiplicación de actividades e iniciativas para constituirse en una lista cuyos cabezas terminarán asentando sus traseros en las deterioradas instituciones locales. La excepción de Guayem en Barcelona, que se puede definir como un acontecimiento singular, en el que concurren activistas de movimientos sociales vivos con independientes, elaborando un proyecto que es algo más que una coalición electoral. La gran mayoría de los proyectos que inspira, se fundan en la ingeniería de la confección de las listas, que se acomplementa con una miseria de ideas pavorosa, que acompaña a los desplazados por los aparatos de la izquierda en los años felices del bienestar. La subordinación de las cabezas a los culos constituye el núcleo central de este episodio.

Lo peor de estas experiencias radica en que su propuesta principal es la realización de elecciones primarias como método consensuado para confeccionar las listas. En un medio caracterizado por la indigencia de pensamiento, que alcanza en la España postfranquista su máximo nivel, las primarias devienen en una proliferación de intrigas y conflictos entre clanes, estimulados por colocar sus traseros en las generosas instituciones locales. El resultado es que tras la celebración de las primarias, los ganadores son cuestionados y acosados sin piedad alguna.  Si fuera menester asignar un premio, no me cabe duda de que Tania Sánchez triunfaría en esta contienda. En unos meses ha protagonizado una verdadera carrera fantástica por varios mundos, para terminar en una situación cuya única alternativa es ser de nuevo candidata a otras primarias. Me temo que en su interior tendrá la duda creciente de si es mejor ganar o perder.

Los largos años transcurridos entre las primeras elecciones municipales del postfranquismo, entre 1979 y el presente, han deteriorado intensamente a los ayuntamientos como institución. Los sucesivos gobiernos municipales, con algunas excepciones, han construido una red de dependencias entre los decisores y gestores de los presupuestos y los distintos intereses y grupos locales. Así se han ido acumulando agraviados y desplazados al exterior de las decisiones. El fin de la burbuja inmobiliaria ha magnificado el deterioro de los servicios municipales, de modo que se incrementa el volumen de sectores sociales no representados. Esta convergencia de las distintas clases de denegados ha creado un vacío inmenso. Una de las señales de este vacío es el declive de los partidos convencionales y la aparición de expectativas para nuevos partidos.

La detección de este nuevo espacio moviliza a los múltiples aspirantes a desempeñar esta representación. La constitución de nuevas propuestas, plataformas, convergencias y disensiones se hace patente. Pero la gran actividad en la búsqueda de las plazas libres en las corporaciones, no se acompaña de una efervescencia de las valoraciones, las reflexiones   y  las propuestas.  El contenido de los discursos de los buscadores de posaderas es gris, de baja intensidad, aludiendo a la inmensa corrupción asociada al estado de obras, que han protagonizado los partidos con mayorías municipales, así como a la ausencia absoluta de mecanismos de participación. Estas verdades del barquero son expuestas en tonos grises oscuros, de forma que se asemejan a las plegarias de las oraciones que se rezan colectivamente en tonos monocordes.

Absorbidos por la batalla de los culos, los aspirantes a asentar sus posaderas no hacen oposición alguna, que es la única forma de convocar a los sectores sociales perjudicados por la gestión municipal asociada al estado de obras. No aparece ningún proyecto vivo que pueda generar atracción, sino un conjunto de estereotipos que se recomponen en lo que en ese mundo cerrado y autorreferencial, imperante en los ámbitos donde tiene lugar la batalla de los culos, se denomina como programa. Ahora no se trata de hacer un programa convencional, sino de la recuperación de la institución. Eso sólo puede comenzar con la conquista de un espacio público desde el que se convoque a llenar el vacío y regenerar la institución. La única alternativa es una morfogénesis, que supone una irrupción en un espacio público. Así ha sucedido en el caso de Podemos en el nivel estatal. No podía ser de otra manera.

Sin embargo, los aspirantes a las plazas de concejales disponibles se congregan en asambleas cerradas de casi imposible acceso. Eso no es un espacio público. Conozco en Granada algunos jóvenes participantes en el 15 M que se han sentido decepcionados al hacerse presentes en esas asambleas blindadas, en las que distintos clanes hacen cálculos acerca de las sillas disponibles y consumen su energía en las estrategias de confrontación interna para conseguirlas. El proyecto o las ideas se encuentran en estado de hibernación, manifestándose en tópicos, frases hechas, estereotipos y otros gritos de rigor vaciados de significado.

Así, cuando los buscadores de sillones convocan a su exterior, lo hacen en unos códigos que hacen imposible constituirse en una alternativa que pueda crecer. Hace unas semanas me pidieron una firma para mediar en un conflicto interno de una plataforma local, con el objetivo de que hubiera una sola lista. Contesté diciendo que no soy un cuerpo inerte, movilizable sin condiciones por efecto de una ideología. Sólo puedo responder a un proyecto vivo que irrumpa y convoque para recuperar la institución. Pero estas plataformas no convocan para enfrentar a ese vacío institucional, sino para conseguir una mayor representación en la institución tal y como es y está ahora. De este modo se configuran barreras de acceso infranqueables para aquellos que no hayan estado presentes en los mundos de los contendientes.

Lo más patético de estas plataformas cerradas y autorreferenciales, es que congregan a miembros de los aparatos políticos y sindicales y a algunas de sus víctimas. Las rencillas subyacentes alcanzan inevitablemente su máximo esplendor. Esta noche he soñado que, en las enésimas primarias en Madrid, Tania y Gordo terminaban configurando una pareja de hecho…..para renovar Madrid. Creo que estamos asistiendo a un verdadero desastre democrático, homologable a otros acaecidos después del franquismo.

Mientras tanto, asentados sobre el espectro de las encuestas, los temerosos partidos convencionales resisten mediante la cooptación de intelectuales de guardia. La comparecencia del exministro filósofo citando a Kant en un acto partidario, genera la esperanza en las atemorizadas bases, al tiempo que el temor de algunos de los sobrevivientes de la modernidad. Lo mismo García Montero, que se configura como un salvador bíblico del inminente naufragio. El milagro sólo puede venir de los medios. En consecuencia, es preciso improvisar iconos que contrarresten al de Pablo Iglesias. En ausencia de proyecto, ambos intelectuales aportan su propio espectro mediático.

Espero que los partidos convencionales sean agradecidos con estas plataformas, pues van a permitirles resistir la situación, neutralizar el cambio y reafirmar que cualquier alternativa es inviable. Eso sí, van a cambiar las proporciones de pompis en los ayuntamientos. Pero la comparecencia de nalgas nuevas no va a afectar a las lógicas e inteligencias de los desgastados consistorios, ni de los sectores sociales no representados por tan deterioradas  instituciones.


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