domingo, 19 de enero de 2020

LA EXTINCIÓN DE LA ESCUELA ANDALUZA DE SALUD PÚBLICA: COERCIÓN INSTITUCIONAL, SADISMO GERENCIAL Y QUIMIOTERAPIA POLÍTICA



La liquidación en curso de la EASP, es un fenómeno poliédrico, susceptible de varias lecturas. En tanto que afecta a los intereses de sus profesionales y empleados, adquiere el perfil de un conflicto de interés, repetido durante tantos años en el proceso parsimonioso, constante e incremental de extinción del sector público. Esta es la perspectiva que privilegia el poder político, ahora ejecutado por el pepé. Pero este óbito organizacional se puede inteligir desde otras perspectivas. La cuestión principal radica en considerar si la función que desempeña esta organización puede ser ejercida por otra instancia alternativa. En este sentido, el denominado Instituto Andaluz de la Salud, nace sin identidad alguna, siendo definido como un tanatorio de las organizaciones que le anteceden. No existe un discurso acerca de su misión ni de su identidad, lo que indica que se trata de una operación de tráfico de patronazgos.

De este modo se cumple la premonición fatal enunciada por algunos de los fundadores de la escuela en los años ochenta. Esta nace con la vocación de arraigarse en un terreno yermo, descartado por las facultades de medicina y las entidades de investigación biomédica. La salud pública significa, además, la especificación de varias problematizaciones que afectan al campo político. En este sentido, el poder académico y el poder político, constituyen amenazas potenciales para un proyecto de esta naturaleza. Desde sus orígenes, estas admoniciones han estado siempre recónditas, adquiriendo un variado repertorio de formas latentes y manifiestas, revestidas de una gama de sutilezas.

En el curso de su vida, la escuela ha reconfigurado su proyecto inicial en sucesivas ocasiones, mostrando su capacidad de adaptarse a las continuas transformaciones de su entorno. Esta flexibilidad ha adquirido la forma de un pluralismo interno, en el que han coexistido distintas tendencias. El núcleo salubrista cohabitaba con varias tendencias racionalizadoras de las prácticas biomédicas, los devotos de la institución central de la gestión y su estela de saberes y métodos, así como los referenciados en la inteligencia médica crítica global. La coexistencia, moderadamente pacífica, entre distintas tendencias, ha sido la condición de sobrevivencia de esta organización.

Pero, con el paso de los años, la autonomía de la EASP, se ha reducido considerablemente. Tras la muerte de Patxi Catalá, un acreditado maestro en el arte de lidiar con el poder político, este ha situado en la cúspide de la escuela a varios profesionales cuya misión fue reducir su autonomía, para inscribirla en el orden organizacional de la conserjería, el SAS, los servicios centrales y otras configuraciones referenciadas en la metrópoli política. Esta colonización ha tenido varias etapas, en las que se han configurado distintos equilibrios internos. La etapa de la dirección de Joan Carles March, significó la recuperación de una parte de su autonomía e identidad. Su cese constituyó un acontecimiento fatal, en tanto que significaba la subordinación a la enigmática metrópolis sevillana y sus imperativos políticos.

La llegada del PP al gobierno regional, significó la materialización del peligro. Todas las ofensas percibidas por las élites políticas, biomédicas y académicas, acumuladas durante tantos años, con respecto a los considerados como intrusos, cristalizaron con el nombramiento de Blanca Fernández-Capel, un peso pesado del PP provincial. Cuando conocí su designación no tuve dudas acerca de que se trataba de la ejecución de una operación de extinción inexorable, instrumentada de modo que tuviera los menores costos políticos posibles. La experiencia acreditada por las élites políticas, en el arte de extinguir entidades inscritas en el sector público, es movilizada para resolver la disolución de la escuela, reintegrándola en el orden académico-político-biomédico imperante.

Así, la metodología empleada para este caso constituye un monumento a la perversión institucional. Primero se toma la decisión de extinción, para después hacerla pública como propuesta legislativa. Se espera que el efecto sobre los afectados sea letal, tal y como se ha acreditado en la doctrina del shock, ensayada en múltiples ocasiones y contextos de este tiempo. Estos son situados a la defensiva, en tanto que se encuentran insertos en una relación de coerción manifiesta. El círculo se cierra mediante la comunicación sutil de que una parte de la organización, genéricamente “la que funciona bien”, va a continuar prestando sus servicios en el velatorio asignado, que es el fantasmagórico Instituto andaluz de la Salud.

Esta es una forma de ejercer el poder que puede definirse inequívocamente como sádica. Se instituye sobre un colectivo debilitado, al que se convoca a aceptar la situación, en tanto que cada cual puede formar parte de los salvados. En una situación así se emplaza a las víctimas a un diálogo ficcional, en tanto que sus posiciones han sido debilitadas. Las asimetrías en la decisión final son de una envergadura insalvable. Este modo de autoritarismo encubierto y de manipulación grosera, descansa sobre la endeblez de la posición de los profesionales y empleados. Estos son disuadidos de resistir, y conminados de facto a aceptar la situación, focalizándose en el azar de ser elegidos como sobrevivientes. El PP deviene en la figura del “Súper”, de Gran Hermano, con el que discutir comporta resultados fatales para el afectado. En estas condiciones se instituye el diálogo, que no afecta a la decisión final ya ejecutada.

Esta definición del diálogo, que tiene como límite la inevitable adscripción al nuevo instituto de los elegidos, escamotea la cuestión principal, que radica en la función que ha ejercido y ejerce la escuela. Así, sus profesionales son expropiados de facto de sus propios activos y aportaciones, debilitando su identidad profesional, condición esencial para asestarles el golpe final. Los desempeños organizacionales de la escuela, son desplazados del diálogo, que adquiere así la naturaleza de solución final. Es obvio que el fin de la escuela deja un hueco muy importante, que las facultades de medicina y los institutos de investigación biomédica no pueden reemplazar, debido a su manifiesta insolvencia para esta misión.

Detesto repetir estas necias frases al uso instauradas por la institución sacramental de la gestión. Una de ellas es la manida “fortalezas y debilidades”. Pero, en este caso, me guardaré las debilidades, para resaltar que la escuela ha realizado y realiza varias funciones en las que es irremplazable. Su modelo de docencia representa un avance incuestionable con respecto a los de la anquilosada universidad y su degradado universo de posgrado y su tráfico de titulaciones. Miles de profesionales han pasado por sus aulas con saldos positivos en distintos aprendizajes. Pero, el máster de salud pública en particular, se encuentra muy por encima de la generalidad de másteres universitarios, a una distancia abismal.

 Como he vivido directamente durante muchas ediciones esta situación, y he participado también en distintos másteres universitarios, me afirmo en resaltar la gran diferencia, tanto en metodología, como en relación entre teoría y la práctica, integración de contenidos, tutorización y solvencia y compromiso de los profesores. Esto es factible por la asignación a este máster de recursos cuantiosos, como es la dedicación de pesos pesados en funciones de coordinación y dirección, que lo convierten en una verdadera excepción. La presencia diaria en un módulo de personas como Natxo Oleaga, Sergio Minué, Alberto Fernández Ajuria y otros, constituye un verdadero lujo, si lo comparamos con otros másteres universitarios, en los que la presencia de destacados docentes e investigadores es puntual y esporádica. También la calidad profesional de algunos de los profesores invitados.

La escuela se ha configurado como un territorio de convergencia entre profesionales de muy distinta naturaleza. Los vínculos entre docencia, asesoría, cooperación y otras funciones, han consolidado a esta como un espacio de cierta interlocución, inimaginable para una institución universitaria fundada sobre disciplinas fragmentadas regidas por el principio inamovible de la rigurosa separación entre teoría y práctica. La red de vínculos, regionales, nacionales y globales de la easp, tiene una consistencia considerable. Esta remite a su naturaleza de foro profesional, en el que se encuentran presentes distintas tendencias. Así se ampara a una forma de comunidad profesional que realiza intercambios y actualizaciones.

La decisión de liquidarla afecta principalmente a varias líneas de trabajo fundamentales, que se encuentran a la intemperie de las instituciones biomédicas de producción de conocimiento. Especialmente, la promoción de la salud se encuentra en esta situación, en el que la escuela es un lugar de encuentro fundamental. Asimismo, las versiones más amables e inteligentes del management, y su estela de saberes y métodos, han encontrado en la escuela un suelo confortable, que la han conformado como excepción al management autoritario. La escuela ha sido la sede del neoliberalismo progresista en el campo sanitario. Excluyo comentar nada acerca del feminismo o la cooperación, por el temor de que pueda ser convertido en un arma de destrucción masiva de los liquidadores, en las deliberaciones en curso para la salvación selectiva.

Pero el núcleo de esta operación de disolución y extinción radica en factores exógenos al campo sanitario. Esta se funda en la naturaleza de la competición política del régimen del 78. En esta disputa, cada partido construye un campo organizacional propio para sustentar sus posiciones. Cuando accede al gobierno incrementa su campo en detrimento del de sus rivales. En Andalucía, tras tantos interminables años de oposición, el pepé practica el encarnizamiento sobre lo que entiende como organizaciones adscritas al campo enemigo. Este es el caso de la escuela. Esta es etiquetada como componente de la configuración adjunta al pesoe. En coherencia con ese estigma político, esta es liquidada implacablemente.

Esta operación de limpieza “étnico-organizativa”, se practica como una quimioterapia política. Se trata de arrasar el campo rival, incluyendo los efectos colaterales inevitables. Al modo de la quimio, se mata a todas las células sin discriminar. La estrategia del pepé se asemeja a un bombardeo nuclear que castiga indiscriminadamente a todo el territorio. Así se perpetra un asesinato institucional perfecto. No es preciso pugnar por la hegemonía. Para ello se recurre a la valiosa experiencia acumulada en tantos años de reconversión industrial, y también del sector público, en los que se ensaya la demolición de organizaciones, de la que se hace un verdadero arte. A este hay que sumar la encomiable experiencia en la persecución de la inteligencia, que en la España moderna ha alcanzado un nivel de excelencia admirable.

La defensa frontal de la escuela en este episodio es compatible con el distanciamiento crítico que define mi posición. Pero ahora no es el momento adecuado para exponer alegaciones. Me conformo con apelar a la tiernas síntesis de Serrat en su canción La mujer que yo quieroTiene muchos defectos, dice mi madre. Y demasiados huesos, dice mi padre. Pero ella es más verdad que el pan y la tierra. Mi amor es un amor de antes de la guerra…” Esto es.

En su momento póstumo, cabe, sin acritud, recurrir a la canónica cuestión enunciada por un sociólogo tan relevante como Boaventura de Sousa Santos y su sociología de las presencias y las ausencias. Ha sobrado el desfile fatuo de burócratas de la OMS, de gerentes de ocasión, de expertos subordinados al imperio médico-farmacéutico, de políticos astutos sin alma, de profesionales estrella biomédicos, de vendedores de milagros, y de otros señoritos de postín. Al tiempo, se ha echado de menos a gentes vinculadas a la inteligencia crítica médica global y a los pensadores lúcidos y comprometidos, más allá de las fronteras de lo que se entiende como salud. Algunas de las personas que me han nutrido apenas han frecuentado esta institución: Juan Gérvas, Carlos Álvarez-Dardet, Carlos Ponte, Guillermo Rendueles…

El final de la EASP es una cacería infame. Me permito dar una recomendación a mis colegas. No os dejéis avasallar por los ángeles exterminadores. No permitáis que os expropien de vuestras propias aportaciones, mediante la minimización y negación. Sentid a los que os acompañamos y reconocemos. Vuestra historia es, cuanto menos, poco frecuente en la España del postfranquismo. Pocas instituciones han alcanzado vuestros modestos logros. En España ninguna. Y nunca perdáis de vista que vuestros verdugos tienen una envergadura muy inferior a la vuestra. Lo digo con el criterio que me otorga haber sido profesor de algunos de los que practican hoy la quimioterapia política con vosotros.

Quiero concluir con una reflexión que puede ser leída como ácida, al tiempo que lúcida. Se trata de pensar si en el contexto del presente sería imaginable crear un proyecto de esta naturaleza. Esta consideración se encuentra cargada de impertinencia, en tanto que la respuesta es un rotundo no. Así se puede hacer inteligible el retroceso experimentado por el impetuoso avance del neoliberalismo y el mercado total. Hoy toca de nuevo resistir, pero renunciar a imaginar un futuro en el que otra atención a la salud sea posible, es pernicioso.

Un abrazo fuerte para todos, y para Natxo Oleaga dos.





4 comentarios:

  1. Nuestra solidaridad y abrazos a los amigos de la EASP.
    Mario Dal Poz, Prof. Titular, Instituto de Medicina Social, UERJ, Brasil

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  2. Maldito Irigoien
    El segundo apretón de abrazo me obliga a salir para saludar, casi como en los toros
    Fino analista, como sueles.
    Algo exagerado en matices varios (mención personal, como ejemplo de asunto que podías incluso haber obviado)
    Sorprendes a ratos benévolo para con esta casa, para lo que sueles; la edad? el cariño?
    Firmaría contigo tu reflexión; inteligente, informada e interesante, pero a mí no me saldría así de completa ni tan bien dirigida al foco.
    Me ayuda en estos momentos a recordar lo importante de la innovación cuando no estaba de moda y a resaltar lo que quiso aportar esta Escuela a la salud pública y a la reforma de los servicios de salud de Andalucía; también las cosas y los tiempos del siglo pasado que anotas como diferentes (porque lo fueron)
    Desde Laredo, peculiar "contacto", un vino, casualidades, confianza, contrato, Carmen en medio, amistad de más de 30 años. Y así nos va
    Estuviste poco con nosotros en la EASP, pero "con de todo", crecíamos, inventábamos, discutíamos a leches, nos divertíamos. Ahora, menos
    También entrenaste tu capacidad de "tocauebos", crecida con los años y que ahora ejerces sin pudor ni freno alguno como competencia esencial
    De y por todo eso, mis GRACIAS
    Muy de acuerdo con el último párrafo.
    Me alegro de que nos desees resistencia más que suerte, por lo que de gafe tienes
    Los abrazos se aceptan, se sienten y se agradecen.
    Y los repartimos con el/la que quiera.
    Espero sigas con esta perversión bloguera que os ha entrado a algunos de la época de la tiza; gusta el aire fresco, aunque el futuro ya no sea lo que era
    Y que insistas recordando a quien quiera oírlo que una Escuela como ésta no se encuentra en muchos sitios ni se hace fácilmente en un par de "institutazos", aunque pueda deshacerse con uno.
    Y que sigue mereciendo la pena si se usa con cabeza desde la cabeza, en la que se aprecian ciertas oquedades haca ya varios trienios,
    Abrazo-abrazo

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  3. Gracias querido amigo. Es un acontecimiento para este blog que comparezcas por aquí. El proceso de destrucción de la escuela me ha obligado a salir en vuestra defensa y orillar mis críticas. Es importante reafirmar en este momento que es una institución singular, que no tiene competencia en ninguna otra. La universidad ha deglutido toda la enseñanza postgrado y ha terminado con los pequeños ensayos de hacer otra formación.
    Siempre he ido a la contra, porque me encontraba en una situación en la que mi esquema referencial era completamente opuesto al de la gran mayoría. Todos estaban convencidos de que la democracia significaba la homologación con las sociedades fordistas maduras y su estado de bienestar keynesiano. Sin embargo, la mutación postfordista y posmoderna estaba en curso impetuosamente desde el comienzo de los ochenta. He tenido que vivir con vosotros sin compartir los sentidos que se derivaban de la interpretación del tiempo histórico. La verdad es que me habéis tratado muy bien, en tanto que no habéis intervenido para corregirme. He sido muchos años un aditamento crítico ornamental, perfectamente tolerado por la institución. Muchas gracias.
    Esta es la razón por la que emprendí el blog. Tras siete años de vida los resultados desbordan mis previsiones con mucho, aunque sigo manteniendo con la mayoría de lectores españoles este abismo de ubicación en la época. Mi proyecto era dejar una botella con un mensaje en la mar, con la esperanza de que alguien la encontrase. Creo que esto ha sucedido ya. Los lectores españoles representan un 43% del total.
    Os deseo lo mejor, pero después de esto parece un milagro que se conserve la escuela como está ahora. Recuerdo con añoranza el final de los años ochenta, por la energía que transmitía el proyecto y el entorno institucional. Fue la edad de oro.
    Tres abrazos

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  4. Jesús Aguirre Muñoz
    Consejo de Salud y Familias

    Como ex estudiante postdoctoral en la Universidad de Granada y participante frecuente en las diversas iniciativas de la Escuela Andluza de Salud Publica, expreso mi profunda preocupación por la propuesta de ley que apunta a cerrar mi querida y estimada Escuela Andaluza de Salud Pública, donde he podido frecuentar muchas iniciativas de cooperación con el gobierno de Brasil.

    Nosotros, los brasileños, de varias instituciones públicas y privadas, como el Ministerio de Salud, las Secretarías de Salud del Estado como Paraná, los más de 5,000 departamentos municipales de salud, universidades brasileñas como la Universidad Estatal de Londrina (UEL), donde trabajo, a través dela Red Maristán de Salud Mental y el Instituto de Estúdios de Salud Colectiva de Paraná (INESCO), nos hemos beneficiado del enorme esfuerzo realizado por esta importante institución de educación, investigación y extensión, que tiene el mayor respeto y reconocimiento a nivel internacional.

    Esperamos que este enorme esfuerzo y dedicación, que se remonta a su creación por el Prof. Franciso Torres, profesor acreditado de Psiquiatría, Comisionado de la UGR para la Red MARISTAN (Programa ALFA-UE), (www.redmaristan.org) del Departamento de Psiquiatría. Facultad de Medicina. Universidad de Granada. Avda. de la Investigación, 11. Torre A, planta 9. E-18016 Granada (España). Correo electrónico: ftorres@ugr.es. No es destruido por políticas conservadoras extremas, que no toleran el carácter público de esta institución: Escuela Andaluza de Salud Publica (UGR).

    Sinceramente,

    Prof. Dr. João José Batista de Campos
    (Professor Titular da Universidade Estadual de Londrina)
    Presidente do Instituto de Estudos em Saúde Coletiva)
    jocampos@uel.br
    +55 43 988019595

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