Presentación

PRESENTACIÓN

Tránsitos Intrusos se propone compartir una mirada que tiene la pretensión de traspasar las barreras que las instituciones, las organizaciones, los poderes y las personas constituyen para conservar su estatuto de invisibilidad, así como los sistemas conceptuales convencionales que dificultan la comprensión de la diversidad, l a complejidad y las transformaciones propias de las sociedades actuales.
En un tiempo en el que predomina la desestructuración, en el que coexisten distintos mundos sociales nacientes y declinantes, así como varios procesos de estructuración de distinto signo, este blog se entiende como un ámbito de reflexión sobre las sociedades del presente y su intersección con mi propia vida personal.
Los tránsitos entre las distintas realidades tienen la pretensión de constituir miradas intrusas que permitan el acceso a las dimensiones ocultas e invisibilizadas, para ser expuestas en el nuevo espacio desterritorializado que representa internet, definido como el sexto continente superpuesto a los convencionales.

Juan Irigoyen es hijo de Pedro y María Josefa. Ha sido activista en el movimiento estudiantil y militante político en los años de la transición, sociólogo profesional en los años ochenta y profesor de Sociología en la Universidad de Granada desde 1990.Desde el verano de 2017 se encuentra liberado del trabajo automatizado y evaluado, viviendo la vida pausadamente. Es observador permanente de los efectos del nuevo poder sobre las vidas de las personas. También es evaluador acreditado del poder en sus distintas facetas. Para facilitar estas actividades junta letras en este blog.

sábado, 4 de junio de 2016

THE JOB TODAY COMO FANTASÍA POSITIVA

En las últimas semanas un spot publicitario prolifera en todas las televisiones. Muestra la situación mediante la que las chicas jóvenes encuentran un trabajo de un día para otro, mediante Job Today, una red que conecta al instante a empleadores y candidatos. Todo se resuelve de modo fulminante porque, como reza el anuncio, “esperar no mola”. Además, surge del nuevo artilugio milagroso, el Smartphone, en el que se alojan las nuevas divinidades virtuales. La prodigiosa imagen es factible si cada buscador de empleo manifiesta una fe encomiable en la conexión. Este anuncio constituye un hito en el avance irreversible hacia una nueva sociedad de control, en la que el poder gobierna a sus entretenidos súbditos desde la separación drástica entre las realidades sociales  asociadas a las instituciones y las fantasías construidas interactivamente en el espacio virtual.





El spot sugiere la superación del viejo mercado de trabajo, asociado a reglas, normas y controles burocráticos. Las nuevas tecnologías hacen posible el encuentro inmediato entre los empleadores y  cada candidato, para ser incorporado inmediatamente al mundo del trabajo, que es presentado como una realidad dotada de la dimensión “guay”. En el mundo de la hostelería reconstituido virtualmente por Job Today, reinan las risas, las felicidades compartidas y el buen rollo. Las diferencias entre empleadores y empleados, que definían el viejo mundo del trabajo, han sido superadas mediante las superprestaciones de las divinidades tecnológicas.

Desde la primera vez que vi el anuncio me pregunté acerca de sus destinatarios. Me parecía un insulto a la inteligencia de magnitudes escatológicas. En otras condiciones hubiera suscitado reacciones de indignación. Pero, después de pensarlo, me parece verosímil el discurso del spot. Sus destinatarios son los jóvenes del presente, distanciados del mundo oficial y habitantes de un mundo virtual, constituido en los nuevos espacios de la sociedad posmediática. Considero que este spot es una señal de una ruptura con la sociedad en la que los intereses de las empresas y de los trabajadores se encuentran en tensión. Esta ha sido sustituida por una ficción compartida por los desdichados empleados, cuyas condiciones laborales permanecen congeladas o incluso a la baja, en tanto que sus mentes han sido ocupadas por fantasías electrónicas.

En la época actual se entrelazan varias líneas de cambio social. Lo que se entiende como sociedad posmoderna se asocia a la expansión de las pantallas múltiples que producen y reproducen lo que MacLuhan definió como una realidad artificial. Eso es justamente. La vida de las nuevas generaciones, nativas en el contexto de la fusión de lo posmoderno y posmediático, experimenta una gran escisión. Por un lado se hace una vida obligada por la  presencia ineludible en las instituciones del sistema, en las que desarrollan un distanciamiento inaudito, además de una ausencia de colaboración de tal magnitud, que se puede hablar de una verdadera obra de arte de disipación.

De otro lado, se configura una vida virtual, en los espacios vibrantes de las pantallas múltiples presentes las 24 horas. En este mundo, cada cual es emisor y receptor de mensajes breves, además de espectador de las distintas escenificaciones que se representan en las pantallas. Este es el mundo de las emociones que configuran otra realidad y otra identidad personal. Esta realidad se encuentra permanentemente atravesada por sucesivos flujos de acontecimientos. La dispersión de cada persona es patente. También la babelización, de modo que cada cual crea y reproduce su mundo social radicalmente segmentado.

La vida transcurre mediante tránsitos entre ambos mundos. En coherencia con esta escisión, las personas manifiestan un moderado disgusto cuando se encuentran en el espacio de las instituciones. Pero el efecto más relevante de este cisma en las vidas, radica en que el mundo virtual estimula permanentemente a sus residentes. De este modo, un sujeto termina por fragmentarse internamente y debilitar su unidad personal. El núcleo estable de una persona así, es inevitablemente débil, de modo que siempre tiene que estar activo para responder a los estímulos incesantes. Así termina por perder la capacidad de fijar su atención.

La aceleración de la instauración de la sociedad posmediática, termina por generar un vaciamiento de los hechos y las situaciones críticas. Estas se hacen visibles a la mirada de tan volátiles súbditos, que fijan su atención un tiempo sucinto, para continuar su viaje diario por su mundo virtual atravesado de flujos virales. Así, las tragedias colectivas contemporáneas solo pueden aspirar a ser como las tormentas, que tras su irrupción se disipan inexorablemente. No queda nada en las mentes de tan esforzados emisores y receptores. La indiferencia respecto al devenir de las sociedades es coherente con estos supuestos. Los antaño ciudadanos se encuentran anestesiados por el exceso de comunicaciones y sus códigos. La reconversión de los hechos sociales en lugares fugaces de paso, tiene como consecuencia el declive de las valoraciones.

De ahí resulta un nuevo arquetipo individual, un sujeto siempre en tránsito y movilizado por sus actividades personales. Claudio Magris acierta al afirmar que “Los nuevos personajes emancipados de toda exigencia de valor y significado…son libres e imbéciles, carentes de exigencias y exentos de resentimientos…la equivalencia y permutabilidad de los valores determina una imbecilidad generalizada, el vaciamiento de los hechos y acontecimientos”. La hipertrivialidad derivada de la multiplicidad de mundos vividos que dispersan las mentes de los sujetos, termina por instaurar una deriva violenta. Nunca como ahora, en este mundo posmediático, los fuertes han violentado a los débiles, carentes de capacidad de indignación moral que tenga un soporte intelectivo. Los poderosos carecen de contrapesos, y su dominio adquiere magnitudes insólitas, que desembocan en versiones sofisticadas de sadismo, como la que comento. De esta forma se hace factible la espectacularización de la dominación misma.

El poder factura un catálogo de sentimientos para complacer a sus víctimas en los espacios vitales gobernados por las emociones. Así se hacen desaparecer las realidades sociales críticas. Estas son convertidas en una ficción que se presenta en las fronteras de  las vidas vividas, para difuminarse. Lo social se descompone frente a la gran huida de las personas hacia su interior. De este modo se hacen inteligibles los silencios ante los genocidios, las guerras, las desigualdades, los abusos de poder, las corrupciones, las diásporas y la cronicidad de los problemas que afectan a gran parte de la humanidad. Vivo en una facultad de ciencias sociales que ha logrado un gran éxito tecnológico. Este es la solidificación del distanciamiento cósmico de los problemas políticos y sociales. Emancipados de todo valor, el mundo se sobreentiende como un espacio divertido en el que reinan sofisticados ciudadanos-consumidores estilosos, cordiales y dotados de un sentido del humor encomiable.

Me acuerdo de las chicas de los spot. Imagino qué será de ellas algunos días después. No serán despedidas, porque esta figura ya no existe en la realidad posmediática. Supongo que el empleador les dirá “cielo, no vengas mañana. Ya te llamaré. Venga, unos besotes”. Si ella sugiere algo que se pueda entender como una réplica, este le contará que lo hace para fomentar su ilusión en espera de la nueva llamada. Porque no es un empleador, al modo antiguo, sino un emprendedor-repartidor de ilusión, felicidad y buenos rollos. El empleado fugaz ha aprendido a ser positivo y no dejarse invadir por el espíritu crítico, considerado como negativo. Ser positivo es tener la capacidad de imaginar que le volverán a llamar. Si persiste, tendrá un final feliz. La sociedad posmediática regenera la fe y la esperanza. Este milagro hace desaparecer a los actores, las organizaciones y las estructuras sociales. Perfecto.


8 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal cual como lo dices ,yo añadiria que ocurre en casi todos los aspectos importantes ,como la salud ,la familia ,la amistad etc ,casi como cual diablo tentador contando una realidad que te llevara al precipicio.

Silvia dijo...

A mí este anuncio me hizo enfadar mucho, porque ayuda a aceptar sin críticas que nuestro futuro como jóvenes es la hostelería. Como joven relegada a ese mercado laboral que no es para el que he estudiado todos estos años, me parece insultante. Real pero peligroso.

Tu post me recuerda mi última andadura en los procesos de selección. Mi experiencia en ese proceso refleja muy bien tu último párrafo. En una entrevista grupal, nos tratan de cautivar y convencernos de que en su empresa mola trabajar, aludiendo a la importancia de crear un equipo, pasarlo bien trabajando.... Y eludiendo la realidad por la que todas las personas presentes estamos allí: necesidad económica. Y eludiendo también la dificultad de crear un clima agradable bajo unas condiciones laborales mediocres y la situación personal frustrante de saberte limitado en tu desarrollo profesional. El problema es que muchxs jóvenes acaban resignándose a este destino, creyéndose que trabajarán en un ambiente amigo y alabando al jefe que en la entrevista individual les da dos besos y les trata con cercanía.

También me siento muy identificada en esto que dices "El empleado fugaz ha aprendido a ser positivo y no dejarse invadir por el espíritu crítico, considerado como negativo"; no tanto porque lo haya aprendido como porque se me impone desde los individuos posmediáticos. Mi actitud crítica y recelosa ante estos hechos es tachada de " quejica" o "negativa".

Por otro lado, comparto un artículo muy lúcido también en relación a la sociedad posmediática, concretamente sobre las redes sociales. Mi reacción como consumidora de estos espacios virtuales al leerlo es un sentimiento muy fuerte de vulnerabilidad.

https://www.diagonalperiodico.net/saberes/30398-capitalismo-la-emocion.html

Jorge dijo...

Navegamos en un miasma tecnológico y singular. Totalmente de acuerdo con tan acertado análisis. Cuanto más inteligentes son los aparatos más imbéciles los usuarios.

Unknown dijo...

gracias por vuestros comentarios. Estoy de acuerdo que refiriéndose a la hostelería es el colmo. El mito del equipo es otra ensoñación. En tanto que se propone como forma óptima de trabajo, a cada uno se le considera uno blindado. Misterios del sublime tecnológico.
Jorge si quieres comunicar conmigo hazlo en mi correo de la ugr.

Anónimo dijo...

App Store como solucionador de vacíos y absurdos múltiples.

Quiero dedicar este estupendo video al post.

https://www.youtube.com/watch?v=-vHsUMy3uMU&feature=youtu.be

Anónimo dijo...

Si en la “civilización industrial”, siguiendo las palabras de la magnífica pareja de cineastas Danièle Huillet y Jean-Marie Straub, el trabajo perdió cualquier poder dignificante, si es que alguna vez lo tuvo en términos generales. En la sociedad postindustrial el trabajo se ha licuado en la turmix del capitalismo global-semiótico y se ha reconvertido en el fantasma de una nueva App.

PD. Dice mucho de nuestra civitas´ y de la extracción de clase de Podemos y sus otras versiones el hecho de que no se haya logrado una alternativa sindical y su máximo exponente sea la "Cultura Morada" y los debates sobre significantes vacíos, laclaunismo vs. materialismo

Gracias Juan,

el amante imaginario.

Unknown dijo...

Saludos amante imaginario, se te echaba de menos. Coincido con lo que planteas. Me hace sonreir tu aversión a la cultura morada. Recuerdo los tiempos en los que se suscitó una convergencia múltiple para el cambio. Ahora se han disipado los presentes y solo los dos fuertes la protagonizan. Prefiero no comentar nada a menos de veinte días de las elecciones. Así asumo el patriotismo y la sensatez que proponen los morados.
Gracias y un abrazo

Anónimo dijo...

Votaré al corazoncito feliz, de cualquier modo augurando el 2º puesto es muy posible que las élites neocon hagan cierre por arriba. El psoe jamás pactará con sus adversarios, jovenzuelas e intrépidos que abanderan la neo-socialdemocracia, sabido por tantos su agotamiento desde años ha.

Me refiero a que el círculo y grupo de cultura es muy activo, refleja una clase social media, consumista y universitaria. Pero me cansa esta cultura de los mejores, una política hipercompetitiva y neoliberal al máximo, preocupada por la música de garage, indie, pop y lalala, siguiendo las reglas a pies juntillas de los mercados de competencia. Y nada, nada de derechos laborales, trabajo, sindicalismo.

Es muy significativa la interpretación, desprecio y banalización que han hecho los medios españoles al referéndum suizo sobre la renta básica. Muestra el como se asume por parte de los hidalgos mediáticos y sus corpus de poder que España es un país subalterno en régimen de esclavitud ascendente. Saludos.

A movilizar,

e.a.i.