miércoles, 20 de febrero de 2013

LA CRISIS Y LA REESTRUCTURACIÓN

MIRADAS INCISIVAS

SOBRE LOS TRÁNSITOS HACIA LAS SOCIEDADES NEOLIBERALES AVANZADAS

En las actuales sociedades postmediáticas, los acontecimientos se producen vertiginosamente, desbordando cualquier esquema personal de referencia. El resultado es un estado de saturación mental, que dificulta la comprensión del devenir de los macroprocesos sociales, estructurales e históricos fundamentales. La construcción mediática de la realidad, fundada en torno a la fabricación y destrucción inmediata de la actualidad, mediante la transformación acelerada de los contenidos, desbarata cualquier estructura cognitiva individual. La consecuencia principal de esta situación es la pérdida de la perspectiva general, así como la incapacidad de establecer un vínculo entre lo vivido personalmente y lo social global. La figura del náufrago, es la más adecuada para designar la situación de la mayoría de las personas, que viven en el vértigo de la sucesión de acontecimientos, careciendo de un sistema que los estructure.

En estas condiciones de saturación, se produce una difuminación de los puntos de referencia imprescindibles para comprender el devenir de la sociedad. Sobre estas cartas de navegación caducadas se acepta que la vigente crisis económica detenta un estatuto de centralidad, subordinando a la misma todos los eventos sociales. De este enfoque, resulta un discurso que propone medidas excepcionales para superar dicha crisis. La premisa principal de este, radica en la consideración de que la salida de la crisis significa la vuelta al crecimiento de la economía y la creación de empleo. Se presupone que esto implica el regreso a la situación anterior a tal crisis. Así se oculta una cuestión fundamental, que las reformas que se ejecutan en el curso de la crisis, habían sido propuestas y ensayadas muchos años antes de la misma.

El proceso sociohistórico y estructural que se encuentra en curso, es el de la disolución lenta del las sociedades fondistas-keynesianas y la transformación de éstas en la dirección de una sociedad neoliberal avanzada. La crisis tecnológica y organizativa de los años setenta, que genera el desplome del sistema productivo industrial, se resuelve mediante la emergencia de un nuevo sistema tecnológico y organizativo que se especifica en una reindustrialización que transforma las bases materiales sobre las que se ha producido el capitalismo de rostro humano, característico del período que algunos sociólogos franceses denominan “los treinta años gloriosos”.

Esta mutación tan profunda del sistema productivo trastoca todos los equilibrios sobre los que se ha fundado el orden social fordista-keynesiano. El nuevo sistema productivo, articulado con la globalización neoliberal, constituye el núcleo desde el que se impulsa una gran reestructuración de todas las estructuras e instituciones. Así se configura la magna reestructuración neoliberal, que propugna un orden social radicalmente nuevo. En este proceso de reestructuración, la crisis económica significa una oportunidad para el proyecto neoliberal. Las reformas propugnadas y ejecutadas suponen una aceleración e intensificación de los procesos de reconfiguración de todos los órdenes institucionales, para aproximarse a la meta de una sociedad neoliberal avanzada donde impere el mercado sin contrapeso alguno.

Una sociedad neoliberal avanzada se define por la centralidad absoluta del mercado, y, por consiguiente, la restructuración del estado, que es desplazado en este orden social emergente. Por un lado transfiere funciones a las empresas e iniciativa privada, pero incluso la administración y su constelación de organizaciones públicas, son remodeladas para ser adaptadas al tipo organizativo postburocrático característico de la nueva empresa emergente.

Pero los cambios más trascendentes, por sus efectos demoledores, radican en la emergencia de las nuevas instituciones que crecen con la nueva empresa postfordista y que desempeñan el gobierno molecular de las organizaciones, moldeando severamente a los individuos. Se trata de la gestión, la evaluación, de los saberes y métodos de la gestión de los recursos humanos, el marketing y la publicidad. La desestabilización del mercado de trabajo y la desregulación de las relaciones laborales constituyen un elemento esencial que acompaña este proceso. Del mismo resulta una precarización intensiva, que transforma los equilibrios entre el capital y trabajo en las empresas y constituye las bases de la expansión de la vulnerabilidad y la fragilidad. La precarización está en su infancia. Todavía no tenemos constancia de la situación de una generación de trabajadores precarios en la última etapa de su vida laboral.

La sociedad neoliberal avanzada genera un orden político muy diferente al conocido en las sociedades fondistas-keynesianas. Las reformas modifican radicalmente los actores, el sistema de producción de bases del poder y de las relaciones. La vieja (actual) clase política, cuyo poder se funda en el peso del sector público y el sistema de partidos, que le confiere unas bases clientelares sobre las que asienta su poder efectivo, tiende a ser desplazada por los gestores privados beneficiarios de los contratos mediante los que se regulan los servicios producidos, en el proyecto neoliberal financiados, por el estado. La clase política es subordinada a los directivos empresariales, expertos en gestión, financieros y tecnócratas, reconfigurando la clase dirigente drásticamente. Algunas de las imágenes producidas en estos meses en Madrid y Valencia, ilustran la intensificación de la puerta giratoria, que significa el ascenso de las nuevas élites.

De la convergencia de todos los aspectos reseñados hasta aquí, se puede concluir que la estructura social de las sociedades en tránsito hacia el modelo neoliberal, es muy diferente a las que la ha antecedido. Las posiciones sociales, ahora inestables, las instituciones que la regulan, la naturaleza de los poderes dominantes y las racionalidades imperantes son radicalmente nuevas. La anunciada “salida de la crisis” mediante el regreso del crecimiento económico y la creación de empleo, no significa lo mismo que antes de la tal crisis. Esta oculta el movimiento del proceso histórico singular de transición hacia una sociedad neoliberal avanzada, caracterizada por una estratificación social dual estricta, constituyendo barreras infranqueables para muchos sectores sociales. Se trata de un movimiento de corrección de la relativa movilidad social del fordismo-keynesianismo.

Pero el avance de estas reformas en la dirección de la sociedad neoliberal avanzada, es facilitado por la superioridad cognitiva del neoliberalismo. Sus preceptos, cogniciones y representaciones detentan una hegemonía social incuestionable. El conjunto de partidos, organizaciones e instituciones que conforman el complejo neoliberal, actúan proactivamente a favor de un proyecto. Para su consecución movilizan lo que Bourdieu define como sus capitales, no sólo económicos, sino políticos, culturales o simbólicos. Por el contrario, las resistencias a esta reestructuración, se encuentran a la defensiva, dispersas en distintas mareas y malestares de sectores penalizados, que, no pocas veces, carecen de cauce de expresión. Las protestas generalizadas, sin el horizonte de una propuesta alternativa al neoliberalismo, capaz de producir sinergias y la convergencia de las respuestas de los afectados por la reestructuración, tienden a estancarse en un conflicto sórdido.

Parece imprescindible la necesidad de generar  un capital cognitivo y político articulado en torno a una propuesta que esté a la altura de las condiciones sociohistóricas y sus requerimientos. No se trata sólo de conservar las ventajas del capitalismo de los treinta gloriosos, sino de proponer una alternativa a la sociedad neoliberal avanzada, que se funde en nuevos sentidos alternativos. La aceptación de que la crisis constituye el centro del presente, ignorando el proceso de avance a la sociedad neoliberal avanzada, constituye un handicap político fundamental que minimiza y dispersa las resistencias.

Este es el sentido de estas miradas incisivas, que se proponen mostrar algunas realidades ocultas a las miradas “crisiscentristas”. Asimismo, expresar el compromiso con los perdedores de la reestructuración, que son los sectores resultantes de la descomposición industrial, los ex-obreros y empleados de servicios; las distintas clases de mayores frágiles; los inmigrantes que forman parte del nuevo ejército de reserva que circula por el espacio-mundo productivo; los contingentes vulnerables efecto de la gran precarización; los jóvenes congelados en espera; las mujeres atrapadas en las encrucijadas de la reestructuración; los trabajadores cognitivos regulados por la concurrencia de la evaluación y la excelencia; y otros sectores que conforman lo que un periodista madrileño denominó lúcidamente como la chusma apaleable. El peligro en la transición a la sociedad neoliberal es la producción de numerosas categorías de población no necesarias para el funcionamiento de la nueva economía postfordista.

Miradas incisivas sobre estos tránsitos para aportar una unidad cognitiva minúscula, que sume y contribuya a conformar el capital cognitivo necesario para fortalecer las resistencias generando horizontes alternativos. Es una crisis, es una estafa, pero sobre todo, es una reestructuración de todo el sistema.

1 comentario:

  1. Juan, cada vez que leo tu blog acabo liberando lágrimas. A veces por ternura, a veces por rabia.
    Gracias por todas estas lecciones que no caben en sus currículos educativos o en tus clases, pero porque son más grandes e importantes.

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